Geopolítica del Vecindario de China.

1.Catorce países comparten frontera terrestre con China (el país con las fronteras más extensas del globo, 22.722 km): Corea del Norte, Rusia, Mongolia, Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Afganistán, Pakistán, India, Nepal, Bután, Myanmar, Laos, y Vietnam. Algunas de esas fronteras terrestres no son pacíficas. Se suman los países ribereños del Mar de China Meridional y Oriental: Corea del Sur, Japón, Indonesia, Islas Filipinas, Malasia, Brunei, y Vietnam. Con la mayoría de estos últimos mantiene disputas marítimas.

2. Limitaremos este análisis a la región Indo-Pacífico, en su versión más restrictiva, que identificamos con los países del Asia Meridional[1], Oriental y Pacífico.  Por tanto, excluimos, salvo que se indique lo contrario, África, el Oriente Medio, Asia Central, Mongolia, la Federación Rusa y Estados Unidos.

3. Analizaremos los condicionantes y las estrategias de la acción exterior del vecindario de China con la ayuda del modelo de análisis geopolítico del profesor Javier Jordán[2] en el que refiere cuatro imperativos geopolíticos que debe atender cualquier Estado y que, por tanto, condicionan su acción exterior:

  • alcanzar y mantener un nivel adecuado de poder relativo,
  • mantener la unidad de su territorio,
  • proteger las fronteras, y
  • asegurar las conexiones externas.

4. Con carácter previo, conviene recordar tres dinámicas externas que afectan la política exterior de los vecinos de China:  la transformación de China en una superpotencia económica, tecnológica y militar, la rivalidad entre Estados Unidos y China, y el deterioro de la seguridad internacional a raíz de la guerra de Ucrania.

5. Habiendo dedicado dos artículos en marzo y abril  al ascenso de China, aquí interesa resaltar la dependencia y el alto nivel de exposición del vecindario a la economía china, a la vista del considerable nivel de integración económica de la región (el comercio intrarregional en Asia se ha incrementado desde un 46% en 1990 hasta un 58% en la actualidad). China ha pasado de ser una economía periférica a un imán económico en la región en tres décadas, y se ha transformado en una pieza clave de las cadenas globales de producción, siendo el principal agente de dinamización de la economía de Asia Oriental y Pacífico. Es la mayor planta industrial del planeta que más comercia con el mundo, gracias a su liderazgo en tecnologías verdes, bienes de consumo electrónico, y sectores de vanguardia como el 5G o la Inteligencia Artificial[3].

6. En la actualidad la economía china no recupera los niveles de crecimiento anteriores a 2020, lastrada por el estallido de la burbuja del ladrillo, la desconfianza de inversores y consumidores, el estrangulamiento tecnológico de Estados Unidos, y el fin del dividendo demográfico[4]. Las dificultades de China comienzan a perjudicar a los países vecinos[5] muy dependientes de las exportaciones de manufacturas a China (Corea del Sur o Taiwán), de su inversión directa (el sudeste asiático) o de los millones de turistas chinos que visitaban sus playas antes de 2020 (Tailandia e Indonesia).

7. La competencia entre China y Estados Unidos no es nueva. Desde finales del siglo pasado China ha competido por recursos, mercados e influencia, pero es la acumulación de capacidades militares durante la última década la dinámica que ha entronado a China como una superpotencia que trata de tú a tú a Estados Unidos en una carrera por el liderazgo regional y mundial. En su política hacia China, Washington ha evolucionado desde su énfasis en la cooperación económica a una estrategia deliberadamente competitiva para frenar su ascenso y así conservar la primacía militar. Las administraciones de Donald Trump (2017-2022) y de Joe Biden en la actualidad se han volcado en su contención[6], adoptando toda una batería de medidas orientadas a mantener la más amplia ventaja tecnológica respecto a China[7]. Pekín acusa a Washington de querer neutralizar su progreso económico, especialmente a través de su estrangulamiento tecnológico y las limitaciones estadounidenses a la exportación de semiconductores a China.  

8.La región Indo-Pacífico se ha convertido en el tablero principal en el que Pekín y Washington libran esta partida geopolítica. China está transformando ese poder económico y militar acumulado en una esfera de influencia en el Indo-Pacífico, a expensas de Estados Unidos que ha ejercido como potencia hegemónica regional desde finales de la II Guerra Mundial. Estados Unidos defiende el status quo. Pekín y Washington se empleado a fondo en una carrera indisimulada para atraer a su lado a los países de la región. La India constituye la joya de la corona, por su contribución significativa en términos de poder militar y económico para contrapesar a una China potente, pero el resto de Asia Meridional, el sudeste asiático, y los estados insulares del Pacífico Occidental también son objeto de apetito.

9. Esa rivalidad se extiende al resto del globo. En la guerra de Ucrania, Pekín y Washington apoyan a bandos contrarios. El deterioro de la seguridad internacional, que el conflicto armado en Ucrania evidencia, recuerda al vecindario de China que la guerra entre estados no es cuestión del pasado: la Carta de Naciones Unidas, que prohíbe el uso de la fuerza para alterar la integridad territorial de un Estado, no ha frenado al Kremlin; tampoco las sanciones internacionales han forzado a Moscú a negociar con Kiev.

Primera parte. Imperativos geopolíticos condicionantes de la acción exterior de los vecinos de China.

Nivel adecuado de poder relativo.

10. La transición de poder entre la potencia emergente, China, y la potencia en declive, Japón es la observación que salta a la vista cuando contemplamos la evolución del reparto del poder económico en la región Indo-Pacífico, en términos de PIB a paridad de poder adquisitivo que utilizaremos por defecto en este artículo[8] -ver gráficos siguientes 1 y 2- . En 1990 el PIB japonés alcanzaba el 35% de la región (en PIB nominal alcanzaba el 60%, ver gráfico 6) casi tres veces la cuota china, en 2000 se produjo el “sorpasso” convirtiéndose China en la primera economía regional (en 2010 sobrepasó el PIB nominal japonés), y en 2021 la cuota regional china es más de cuatro veces la japonesa (ver gráfico 2). La aportación de Japón al PIB regional ha quedado relegada a una discreta cuarta posición, después de China, India, y la ASEAN. 

11. China ha multiplicado por tres su peso en la región, (o más de siete veces si utilizamos el PIB nominal, de un 7 a casi un 53%, -ver gráficos 6 y 7). En la actualidad, la economía china es casi tan grande como el resto de las economías del Indo-Pacífico juntas y ha pasado de tener el mismo tamaño que la india o la surcoreana, a ser tres veces la india y diez veces la surcoreana.

12. En cuanto al resto de la región, la India ha ganado peso económico en la región, pero no tanto como se esperaba, Corea del Sur mantiene su cuota, mientras que las economías de la Asociación de Naciones del Sudeste asiático y de Australia han perdido algo de músculo.

13. A nivel global, China ha sido el agente principal del desplazamiento del centro de gravedad de la economía mundial del Atlántico al Indo-Pacífico, región que ha doblado su peso en la economía mundial desde un 22% en 1990 a un 42% en la actualidad con datos del Banco Mundial. China es la primera economía del mundo (segunda en términos de PIB nominal).  Su contribución a la economía global se ha multiplicado por seis, como vemos en los gráficos 3 y 4.

14. Si excluimos a China, el resto de la región Indo-Pacífico ha incrementado su peso en la economía mundial desde un 19% en 1990 a un 23% en 2021,gracias a la India y a la ASEAN que han doblado sus aportaciones, en tanto que la contribución japonesa ha caído a la mitad.

15. La expansión de la economía china ha beneficiado a la región Indo-Pacífico pero al mismo tiempo ha aumentado la exposición de esta a la la salud de aquella. Además, esa expansión se ha traducido en un incremento de la vulnerabilidad del vecindario a las prácticas coercitivas chinas[9], según constata el estudio Asia Power Index de 2023 del think-tank australiano Lowy Institute. A pesar de la coerción económica ejercida por China para imponer sus tesis políticas a Japón, Corea del Sur, Australia[10], una mayoría de países de la región incrementaron su dependencia comercial de Pekín, y también aumentaron la inversión directa extranjera procedente de China. Pekín es el principal socio comercial de los países de la ASEAN, India, Bangladesh, Pakistán, Corea del Sur, Japón, Taiwán, Australia, y Nueva Zelanda. Australia, una de las economías con una mayor dependencia comercial de China, ha demostrado que es posible superar un boicot chino.

16. Todavía más, el vecindario de Pekín ha contemplado con preocupación como China traducía el poder económico acumulado (base industrial y tecnológica) en poder duro, en capacidades militares, y en la actualidad, el gasto militar chino es tan grande como el del resto de la región Indo-Pacífico, como podemos apreciar en el siguiente gráfico: 292.000 millones de dólares, según una estimación de SIPRI, frente a los 575.000 millones de dólares que gasta toda esa región[11].

17. El crecimiento exponencial del poder relativo de China en la región (militar, económico o tecnológico) constituye un fundamento material de la desconfianza de muchos de sus vecinos.

18. Dos manifestaciones de ese poder duro han alarmado a los países ribereños: por un lado, la construcción meteórica de una marina de guerra china que ha sobrepasado a la armada norteamericana (351 buques de guerra operativos en 2022 frente a 294 de Estados Unidos), si bien ésta continúa siendo superior en capacidades y escala; por otro, el refuerzo generalizado de las capacidades anti-acceso y de negación de área (A2/AD por sus siglas en inglés), orientadas a dificultar u obstaculizar la proyección de fuerzas militares de EE.UU. y limitar su libertad de movimientos en el Indo-Pacífico: China cuenta con al menos 1250 misiles balísticos y de crucero convencionales con base en tierra, con un alcance de entre 500 y 5500 kilómetros. A todo esto, se une la expansión del arsenal nuclear chino, del que hablaremos más adelante –párrafo 106-.

19. Por tanto, no se trata solo de la superioridad militar de China sobre ellos; los vecinos de China también se muestran inquietos por el impacto negativo del rearme chino[12] en la correlación de fuerzas en Asia. El rearme chino ha degradado la capacidad norteamericana de proyección de fuerzas en la región, que muchos de ellos consideran una garantía para su supervivencia.

20. El vecindario contempla inquieto como el gobierno chino no muestra interés en forjar complicidades que faciliten su afán de liderazgo. Últimamente ni siquiera aplica medidas de fomento de la confianza sobre las intenciones pacíficas del ascenso chino. Un punto de inflexión fue 2012 cuando escucharon a Xi Jinping, nuevo secretario general del PCCh, plantear su visión del “renacimiento” de la nación china que “sobresaldrá entre todas las naciones del mundo en determinación, poder y aportaciones a la humanidad”[13]. Xi trasladaba que el nivel adecuado de poder para China es la superioridad sobre el resto, en contraste  con la política exterior de perfil bajo de sus predecesores[14] –recordemos el mantra del ascenso pacifico de China.  

21. Dos años después, proclamaba en una reunión de la CICA, la Conferencia para el fomento de las medidas de confianza en Asia, que Asia debería ser dirigida por asiáticos y añadía la necesidad de establecer un nuevo orden regional que sustituyese la arquitectura de seguridad de finales del siglo XX, en clara alusión al sistema de alianzas que Estados Unidos forjó después de la II Guerra Mundial en la región y al que nos referimos después – párrafos 78-84-.  

22. La visión de Xi Jinping se percibió entre sus vecinos y Occidente como la aspiración china a ser potencia hegemónica regional y disponer de un área de influencia en el Indo-Pacífico. Esta agenda revisionista ha tenido una continuidad práctica en un exceso de músculo militar e intimidación económica para dictar las reglas del juego en la región Indo-Pacífico[15].  En la siguiente sección dedicada al imperativo geopolítico de defensa de las fronteras recogeremos una serie de manifestaciones de fuerza del Ejército Popular de Liberación, que sustentan el argumento de una nueva política china de signo hostil hacia sus vecinos.

23. La espiral ofensiva china ha actuado como una fuerte “presión sistémica” sobre sus vecinos que recurren desde hace años a todos los medios a su alcance para aumentar su poder relativo y poner coto a las ambiciones chinas, como veremos en una segunda parte de este artículo. Australia, India, Islas Filipinas, Corea del Sur han abandonado sus iniciales reticencias a actuar para evitar antagonizar a China y se han unido en mayor o menor medida al esfuerzo colectivo para frenar las ambiciones chinas. Recientemente los países de la ASEAN han organizado sus primeras maniobras militares conjuntas en Indonesia aunque lejos de las zonas contestadas en el Mar de China Meridional.

24. No obstante, las señales y mensajes procedentes de Pekín también abundan en una mayor cooperación, en particular, en el terreno económico en el que los países asiáticos siguen siendo cortejados por China para liberalizar el comercio, a diferencia del mensaje proteccionista que llega de Estados Unidos. En enero de 2022 entró en funcionamiento la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en inglés), el mayor acuerdo de libre comercio del mundo que vincula a las economías de la ASEAN y a China, Nueva Zelanda, Australia, Japón y Corea del Sur (no incluye a la India, ni a Estados Unidos). A mayor abundamiento, 11 países del sudeste asiático, Pacífico, América del Norte y del Sur estudian en la actualidad la solicitud de China para adherirse al Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, un acuerdo de libre comercio firmado en 2016 (del cual se desmarcó la administración Trump).

Mantenimiento de la unidad territorial.

25. Las tendencias centrífugas, los problemas domésticos y los contenciosos territoriales con sus vecinos centraron casi exclusivamente la política de seguridad de países como Afganistán, India, Indonesia, Vietnam, Myanmar, durante la segunda parte del siglo XX. En la actualidad, el mantenimiento de la integridad territorial sigue siendo prioritario en la agenda de seguridad nacional de India o Indonesia (también de China[16]), pero el resto de los imperativos han ganado mucho peso en los últimos años.

26. Nos detendremos en el caso de la India, el país de la diversidad étnica, religiosa y lingüística, para aprehender cómo el mantenimiento de la unidad territorial o su ruptura afectan a la posición y al poder relativo de la India en la región, especialmente frente al ascenso de China. Nuestro foco será el encaje de la minoría musulmana en India (la minoría más grande del mundo, que supera los 200 millones de personas) y la cuestión de Cachemira.

27. Con carácter previo, es preciso resaltar una clave de política interior: desde 2014 gobierna la India Narendra Modi, al frente del partido nacionalista Bharatiya Janata Party (BJP), que ha ganado las dos elecciones en 2014 y 2019 con cómodas mayorías, sobre la base de un programa cuyos ejes eran la identidad hindú, la supresión de la autonomía de Cachemira, y la centralización a expensas de los estados. Es previsible que Modi continúe con esa agenda nacionalista de cara a las elecciones de 2024 en las que quiere conseguir un tercer mandato.

28. Modi representa el “supremacismo” hindú, ha militado siempre en la corriente más radical del nacionalismo hindú, “hindutva” que apuesta por la simbiosis entre hinduismo y la India, y niega, por tanto, esa diversidad y pluralismo que son intrínsecos al subcontinente indio.  Narendra Modi ha recurrido, desde su etapa de gobernador del estado de Gujarat entre 2001 y 2004[17], a la intimidación y violencia para acallar a la minoría musulmana.

29. En 2019 se produjo el momento más álgido de su política anti-musulmana. Aparte de suprimir la autonomía de Cachemira, asunto del que nos ocuparemos a continuación, las autoridades indias finalizaron un censo especial en el estado de Assam en el noreste de India que amenazaba con retirar la ciudadanía a casi dos millones de bengalíes de credo musulmán, a los que se considera intrusos de Bangladesh, y a continuación, el Parlamento indio aprobó una ley de ciudadanía que facilitaba la concesión de la ciudadanía a los inmigrantes de los países vecinos, excepto si eran musulmanes. 

30. Para entender el conflicto de Cachemira tenemos que remontarnos a la división de la India realizada por el imperio británico en 1947 entre los nuevos estados independientes de Pakistán e India sobre la base de la mayoría religiosa. Los territorios más al norte pasaron a la jurisdicción de Pakistán que los administra desde entonces –estado de Gilgit-Baltistán en la actualidad -, mientras que los territorios del antiguo principado de Jammu y Cachemira, habitados mayoritariamente por musulmanes, pero gobernados por un hindú, se integraron en la India a través de la Accesión firmada por el Maharajá local a finales de 1947, desencadenando la primera guerra entre Pakistán e India–ambos países se han enfrentado en otras tres ocasiones 1965, 1971 y 1999.

31. En 1950 la constitución india concedió al estado de Cachemira y Jammu un régimen de autonomía que impedía al Parlamento indio dictar leyes que afectasen a ese estado sin el concurso de su Asamblea local. La región ha sido testigo de la actuación de grupos armados islamistas apoyados por Pakistán, y también un movimiento independentista desde 1989, todos ellos luchando entre sí y contra las autoridades de Nueva Delhi.

32. En 2019 Modi cumplió una promesa electoral y el parlamento indio salido de las elecciones de ese año suprimió la autonomía limitada de la que gozaba Jammu y Cachemira –también dividió ese estado en dos: por una parte, Yammu y Cachemira y, por otra, Ladakh. Desde entonces, las autoridades centrales han gobernado esta región con la ayuda de más soldados (más de medio millón de soldados indios están desplegados en Cachemira –un tercio de todo el ejército indio –ver tabla 1) y de una Ley de Seguridad Pública enfocada a la lucha contra el terrorismo que ha servido para encarcelar a la oposición política y a la prensa crítica con la represión. No obstante, la línea dura de Narendra Modi no ha conseguido más seguridad ni prosperidad para este Estado. 

Fuente: Ana Ballesteros Pairó, Las múltiples caras de Cachemira o la historia de un fracaso colectivo. CIDOB.

33. La supresión de la autonomía de Cachemira ha abierto una ventana de oportunidad a favor de un rival histórico, China, aliado de Pakistán que es a su vez un enemigo acérrimo de la India. Como señala Ana Ballesteros, en agosto de 1999 “al integrar Ladakh en la Unión India, Modi tocó un punto extremadamente delicado en su relación con China. Para el Gobierno de Pekín, los territorios de Aksai Chin y Ladakh son claves para su conectividad entre Tíbet y Xinjiang, dos de sus provincias fronterizas por las que pasan su seguridad y su gran proyecto comercial. Estos sectores de la frontera retrotraen a la guerra de 1962 contra China, aún percibida como una humillación por parte del Gobierno indio”.

34. La cuestión de seguridad salta a la vista –las comunicaciones entre dos regiones separatistas- y nos referiremos a ella después al comentar el conflicto territorial entre India y China                –párrafos 43-47- . El gran proyecto comercial al que se refiere Ballesteros es la Ruta de la Seda (Belt and Road Inititiave), porque por la Cachemira administrada por Pakistán discurre el corredor económico China-Pakistán, procedente del Tibet y Sinkiang, que forma parte del BRI y asegura un paso alternativo de China al Océano Índico (se están construyendo gasoductos para abastecer a China con gas iraní).

35. El gobierno chino reaccionó a la supresión de la autonomía de Cachemira acusando a la India de atentar contra su soberanía territorial y, desde entonces, respalda con más ahínco a Pakistán en su intento de internacionalizar el conflicto de Cachemira, utilizando para ello su asiento en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Las tensiones fronterizas estallaron precisamente en el valle del río Galwan en Ladakh –la zona más próxima a Aksai Chin como podemos ver en el mapa anterior-, donde murieron 20 soldados indios en junio de 2020.

36. Pekín, a través de los encontronazos en la frontera y su respaldo a Pakistán, ha intentado debilitar a su vecino del sur o al menos mandarle un mensaje de que dispone de esta baza para desgastarle. Esta es la tesis del analista de defensa indio Pravin Sawhney que ha señalado que la beligerancia china en Cachemira se entiende mejor en el contexto de la rivalidad entre China y Estados Unidos y la percepción en Pekín de una India que estaba acercándose a Washington. A juzgar por la aceleración desde 2019 del acercamiento de la India a Estados Unidos y a Occidente -como veremos en la segunda parte de este artículo -, Pekín no ha alcanzado sus objetivos

37. La retórica y represión de la minoría musulmana han suscitado además las críticas del mundo árabe, en el que las monarquías del Golfo gozan de algunas palancas de influencia sobre India, como el suministro de hidrocarburos y las remesas de la diáspora india en esos países. No obstante, las monarquías del Golfo se encuentran limitadas en esta cuestión por su silencio ante los excesos de Israel con el pueblo palestino. 

38. Más allá de la cuestión musulmana, las políticas centralistas del gobierno Modi podrían acentuar la división del país entre un sur rico, industrializado, en el que el BJP no gobierna, y un norte agrario y pobre, en el que Modi tiene su base principal de apoyo entre los hindúes. Además, existen otros desafíos de menor alcance a la unidad territorial india, como son el separatismo Sij en el estado de Punjab, un dolor de cabeza en la década de los años 1980 y 1990, o las tensiones étnicas recientes en el estado de Manipur, en la frontera este con Myanmar, que han desencadenado episodios de limpieza étnica según algunos observadores.

Defensa de las fronteras.

39. Al menos ocho estados de la región (India, Vietnam, Malasia, Indonesia, Brunei, Islas Filipinas, Japón, Bután), junto con Taiwán, mantienen disputas territoriales con China, una superpotencia revisionista del orden regional muy superior en poder militar y económico a cada uno de sus vecinos por separado.

40. Los países vecinos han sufrido a un Ejército Popular de Liberación cada vez más potente y presente en las fronteras a medida que las disputas territoriales ganaban peso en la agenda revisionista de Xi Jinping[18]. Las demostraciones de fuerza de Pekín, particularmente en las “zonas grises”, favorecen la culminación de sus reivindicaciones territoriales por la vía de los hechos, son parte de la estrategia de afianzamiento de su esfera de influencia en la región, y al mismo tiempo, se utilizan para unir a la población china en torno a la bandera y el relato del “renacimiento” de la nación china.

41. China ha aplicado una política de apropiación de los mares mientras que los países ribereños defienden los derechos de explotación en sus Zonas Económicas Exclusivas y la libertad de navegación en virtud del derecho internacional marítimo[19]. Recientemente el gobierno chino ha enfurecido a sus vecinos al publicar un mapa oficial en el que incluye los territorios objeto de disputa.

Nos vamos a detener a continuación en los conflictos territoriales más significativos:

Cachemira.

42. La región de Cachemira es objeto de disputa entre la India y Pakistán, ambas potencias nucleares, que han librado cuatro guerras en 1947, 1965, 1971 y 1999. Ya nos hemos referido a este conflicto en la sección anterior.

Disputa en el Himalaya.

43. China e India se disputan el control de dos regiones fronterizas Arunachal Pradesh y Aksai Chin. El contencioso se remonta a la ocupación china del Tíbet en 1950,aceptada inicialmente por el gobierno indio liderado por el idealista Nehru, que incluso llegó a reconocer la soberanía china sobre el Tíbet en un acuerdo comercial firmado con China en 1954.

44. En 1958 ocurrió un primer enfrentamiento diplomático entre los dos países. El gobierno indio protestó a raíz de la construcción por parte de China de una carretera uniendo los territorios de Tíbet y Sinkiang que transcurría por el territorio de Aksai Chin ocupado por China y reclamado por India (entre la Cachemira india y el Tíbet). Son casi casi 40.000 kilómetros cuadrados de un altiplano gélido, desierto y deshabitado pero al mismo tiempo clave para las comunicaciones por carretera entre dos regiones separatistas de China[20]. El otro hecho que vino a desatar la ira de Pekín, sucedió poco después en marzo de 1959, con la llegada del Dalai Lama y de su gobierno al exilio a la India.

45. Esta espiral de tensión desembocó en el estallido de la guerra de 1962 entre los dos países cuando el ELP cruzó la llamada línea Mc Mahon, que separa al Tíbet del estado indio de Arunachal Pradesh. Se trata de una región de más de 90.000 kilómetros cuadrados, que alberga las cumbres altas del Himalaya y valles de difícil acceso, y en la que todavía viven tibetanos. Sin duda, relevante por su valor geoestratégico, sus recursos naturales y su dimensión.

46. La guerra de 1962, que terminó con una derrota aplastante de la India, enterró la política idealista de Nehru y dejó paso a una relación conflictiva entre los dos gigantes asiáticos. A partir de 2019 aumentaron los encontronazos entre sus dos ejércitos en el valle del río Galwan en Ladakh, junto a la zona de Aksai Chin, causando, por primera vez desde la guerra de 1962, muertos en junio de 2020 (24 soldados indios y 4 chinos)[21].

47. En la actualidad, la India se encuentra atrapada por un arco de inestabilidad que se extiende desde su frontera occidental (Afganistán y Pakistán), a la frontera norte (conflicto territorial con China) y a la frontera este (guerra civil en Myanmar), y al sur con la inestabilidad en Sri Lanka a raíz de la crisis de la deuda.

Militarización del Mar de China Meridional.

48. Vietnam, Malasia, Indonesia, Islas Filipinas, Brunei y Taiwán mantienen un contencioso territorial, principalmente con China, por el control del Mar de China Meridional, y sus islas y archipiélagos. Se trata de una región estratégica por los recursos naturales (hidrocarburos y pesqueros) que alberga su subsuelo, el inmenso volumen de tráfico marítimo que registra, y el valor militar que pudiera tener en un conflicto armado.

49. Malasia, Indonesia, Islas Filipinas, y Brunei defienden una división parcial y equidistante de las islas y archipiélagos, y se agarran a los principios de la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR) de 1982. Todos se oponen a la postura china que reclama soberanía sobre el 90% de las aguas del mar de China Meridional incluidas en la conocida «línea de nueve puntos», alegando motivos históricos o geográficos.

50. Manila ha plantado cara a Pekín en el mar y en los tribunales internacionales. Desde 1999 tiene desplegados un equipo de marines en el casco del buque Sierra Madre, encallado deliberadamente en la zona más al oeste de la ZEE en la Islas Spratly que reivindica. En 2016, tras la toma de control del banco de arena Scarborough por parte de buques chinos, Filipinas remitió a la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya una queja, en la que se oponía a la «línea de nueve puntos» de Pekín, por atentar contras los principios de equidad y equidistancia de CONVEMAR, así como por incluir aguas situadas a 50 millas de la costa filipina, introduciéndose en su Zona Económica Exclusiva. El 12 de julio de 2016, la Corte emitió el fallo del caso y señaló que los derechos históricos esgrimidos por China quedaron invalidados al ratificar esta la Convención y añadió que la reclamación china del área comprendida bajo la «línea de nueve puntos» carecía de base legal de acuerdo al Derecho del Mar.

51. Este revés jurídico no ha disuadido a China de continuar con sus actividades de intimación y militarización del Mar de China Meridional. Ha fortificado siete islas artificiales, y construido numerosas instalaciones castrenses y radares de costa. Entre ellas destaca la militarización de las islas Spratly, sobre las que se han edificado baterías de misiles de crucero anti buque y antiaéreo. En las islas Paracelso, que Vietnam reclama por razones históricas, bajo ocupación china, Pekín dispone de una veintena de puestos de vigilancia avanzada.

52. Por su parte, Indonesia también resiente las actividades de los pesqueros chinos cerca de las Islas Natura. China reconoce esas islas como parte de Indonesia, pero cuestiona que las zonas marítimas adyacentes de las islas sean parte de la ZEE de Indonesia. Una queja recurrente de los países ribereños en el Mar de China Meridional (también en otras regiones del Índico y Pacífico) se refiere a las actividades de pesca ilegal de la flota pesquera china, la más grande del mundo después de la indonesia. Recientemente los países ribereños están utilizando información proporcionada por satélite para detectar los barcos chinos (pesqueros o guardacostas) que desactivan su sistema de identificación automática (que proporciona información sobre la identidad y ubicación del buque[22]) cuando invaden la de zona económica exclusiva (370km²) de sus vecinos.

Taiwán.

53. La isla de Taiwán, sobre la que China reclama soberanía por considerarla una provincia más, ha sufrido varios bloqueos por parte del ELP en los últimos meses, y en 2022 se contabilizaron 1.722 incursiones de cazas chinos en la zona de identificación aérea de Taiwán, el doble que en 2021 –a este conflicto dedicaremos un post más adelante en esta serie. China está incrementando en los últimos meses las maniobras militares que realiza en las inmediaciones de Taiwán con el fin de detectar posibles brechas en la defensa de la isla y aumentar la presión psicológica sobre las autoridades y la sociedad en los prolegómenos de la campaña presidencial a las elecciones cruciales de enero de 2024.

Mar de China Meridional y otros conflictos.

54. Pekín reclama soberanía sobre las Islas Senkaku –situadas entre Taiwán y Okinawa- que Japón controla desde hace décadas, en cuyas aguas se sospecha la presencia de hidrocarburos.  A comienzos de 2013,China envió aviones y buques de guerra a sus inmediaciones, en respuesta a la nacionalización de las islas por parte del gobierno japonés. Saltaron todas las alarmas cuando trascendió que un buque de guerra chino estuvo muy cerca de lanzar un misil contra un destructor japonés. El gobierno chino también ha insinuado que podría reclamar soberanía sobre Okinawa, una prefectura de Japón que pertenece al antiguo reino de Ryukyu, estado soberano independiente anexionado por Japón a finales del s. XIX que, según Pekín, pagaba tributo a los emperadores chinos con anterioridad.

55. Por su parte, Japón reclama soberanía sobre una parte de las Islas Kuriles en el norte del Océano Pacífico, ocupadas por Rusia desde la II Guerra Mundial, una reivindicación que afecta a la firma pendiente de un tratado de paz entre Japón y Rusia, ocho décadas después del conflicto mundial.

56. En definitiva, India, Japón, y los países del sudeste asiático se muestran cautelosos en sus respuestas a las demostraciones de fuerza de Pekín en las fronteras en disputa, conscientes de la superioridad militar china. Además, una vez roto el tabú de la imposibilidad de una guerra interestatal, el conflicto ucraniano sugiere que una guerra en Asia es un escenario muy probable. Todavía más, al vecindario de China le alarma la connivencia entre Vladimir Putin y Xi Jinping en torno al planteamiento de la ley del más fuerte en sustitución de los principios de derecho internacional, la inviolabilidad de las fronteras o el derecho del mar.

57. Las ambiciones territoriales chinas y su empeño en afianzar una esfera de influencia en el sudeste asiático, no solo chocan con sus vecinos sino también con EE.UU., que hasta hace poco mantenía la supremacía militar indiscutible en la región gracias a su sistema de alianzas en el sudeste asiático (Corea del Sur, Japón, Islas Filipinas) y bases militares en Japón, Corea del S., Guam, Islas Filipinas, que funcionan como una defensa adelantada –lección aprendida de la II Guerra Mundial en la que la distancia no impidió el ataque japonés por sorpresa a Pearl Harbor-.

58. En los últimos años se han multiplicado los incidentes entre China y EE.UU. en el espacio aéreo y marítimo internacional que China reclama como suyo o bajo su jurisdicción[23]. El estrecho de Taiwán es el punto más caliente. China reitera que el país “tiene soberanía, derechos soberanos y jurisdicción sobre el estrecho de Taiwán”, mientras que Taiwán y sus aliados Occidentales replican que el derecho internacional establece que son aguas internacionales sujetas al principio de libertad de navegación en las aguas más allá de las aguas territoriales (≤ 12millas náuticas).

Asegurar las conexiones externas.

59. El acceso a mercados exteriores, la seguridad de las vías de comunicación marítimas (por las que transita el 90% de las mercancías) y de los cables submarinos, se han convertido en un imperativo clave para asegurar la prosperidad de los países de Asia Meridional y del sudeste asiático.

60. El comercio ha ido ganando peso en estas economías, a medida que se integraban en la economía mundial, bajo el tirón de la globalización y la expansión económica de China, hasta alcanzar en la actualidad el 65% del PIB de Asia Oriental y Pacífico y el 47% del PIB de Asia Meridional (38% y 20% respectivamente en 1990), según el Banco Mundial.

61. Además, dos terceras partes del gas y del petróleo consumido en el mundo procede de los océanos o se transporta por mar, una circunstancia de particular importancia para las economías dinámicas de Asia Meridional y Oriental, muy dependientes de la importación de hidrocarburos. La mayor parte de estos hidrocarburos tiene que franquear el estrecho de Malaca para llegar a su destino en China, Corea del Sur o Japón. Estas economías, en la vanguardia de la transición digital, también han exigido la expansión de los cables de fibra óptica en el lecho marítimo para encauzar el creciente tráfico de datos, infraestructuras críticas muy vulnerables al sabotaje.

62. Estas circunstancias son factores explicativos del valor estratégico que vienen concediendo los países ribereños al control de los océanos y mares aledaños, y el consiguiente abandono por parte de China e India de una mentalidad tradicional de que la tierra pesaba más que el mar en la defensa de un país, como comentamos en un post anterior. La facilidad en el acceso al mar también importa. Los vecinos ribereños de China disponen de un acceso a mar abierto más sencillo que China, estando esta última maniatada por el llamado sistema de cadena de islas y bases militares de Estados Unidos y sus aliados en el Mar de China Oriental y Meridional.

63. Océanos y mares se han convertido en el principal teatro de operaciones de la rivalidad entre China y Estados Unidos y sus aliados. La necesidad de su control explica el apetito por las alianzas con estados insulares en el Pacífico y en el Índico -ver párrafos 102 y 137 a 142- y el rearme naval. Según un estudio de este año del Centre d’études stratégiques de la Marine de Francia, el Indo-Pacífico es la región con el mayor rearme naval del mundo con un crecimiento del 140% de las toneladas de sus marinas de guerra desde principios de siglo. Este estudio pronostica que el rearme naval continuará en las próximas décadas, teniendo en cuenta que hasta ahora el PIB destinado a gasto militar ha sido limitado, y previendo que las tensiones en la región irán in crescendo -veremos evidencias de este rearme naval a partir del párrafo 72 y siguientes en el caso de Japón, Australia e India-.

64. También la construcción meteórica de la marina de guerra más grande del mundo en China, así como sus demostraciones de fuerza en los conflictos territoriales en el Mar de China Meridional y Mar de China Oriental, han espoleado el rearme naval de sus vecinos. Según Nick Childs del IISS, el robustecimiento de las capacidades navales de Australia, India y Japón junto con las de Estados Unidos, pueden estar cambiando la correlación de fuerzas navales en el Indo-Pacífico a favor de Estados Unidos y sus aliados.

Segunda parte. Estrategias de política exterior y de seguridad en el vecindario de China.

65. La asimetría de poder económico y militar a favor de una China revisionista y hostil, junto con el deterioro de la seguridad internacional, han impulsado a muchos de los países vecinos a seguir políticas clásicas de equilibrio de poder de tipo interno (rearme, expansión económica) y externo (alianzas) que generalmente van de la mano. La estrategia de la India, el multi-alineamiento, resulta menos clásica pero no menos interesante: su peso demográfico, económico, militar, convierten a la India en un actor determinante para el devenir de la región, que merece un capítulo aparte en esta exposición. Otros países han optado por la equidistancia, reticentes a contribuir a la rivalidad entre las grandes potencias. Una posición muy parecida es la de los estados insulares del Pacífico. 

Políticas de equilibrio de poder.

66. La región Indo-Pacífico se ha embarcado en una carrera armamentística, facilitada por la expansión económica de la región. Según SIPRI, es la región[24] que más ha aumentado su gasto militar desde 2013 (un 45%), hasta alcanzar 575.000 millones de dólares en 2022, una cuota del 26% del gasto militar mundial por delante de Europa (un 21%), y solo por detrás de América (43%). Los vecinos de China invierten más en medios militares en los últimos años porque se sienten inseguros y quieren potenciar sus capacidades militares para aumentar su capacidad disuasoria frente a China. China, Japón e India lideran el aumento continuo del gasto militar en la región; el gasto militar de India, de 81.400 millones de dólares, fue el cuarto más alto del mundo y supuso un 6,0% más que en 2021.

67. Nos vamos a detener en el rearme de Japón, un país que ha dado un salto cualitativo en las últimas tres décadas desde posiciones pacifistas, que dominaron la política japonesa después de la II Guerra Mundial, a posiciones más realistas. Esta transición se ha condimentado con un profundo debate académico y político sobre la normalización del papel de Japón en el orden regional e internacional[25].

68. El rearme se explica por la percepción extendida entre la élite gobernante y la sociedad japonesa de un exceso de confianza de China, del vasto poder económico y militar acumulado por Pekín, en paralelo a la pérdida de poder relativo de Japón después de 1990[26]. Según el Asia Power Index 2023, la influencia regional de Japón se ha contraído a medida que perdían importancia relativa los factores que la sustentaban –tamaño de su economía, riqueza, innovación tecnológica, fuente de inversión extranjera en los países de la región-.

69. El desequilibrio de poder con China se evidencia especialmente en el terreno militar. Pekín gasta cinco veces más en defensa que Tokio (ver gráfico 5). Japón ha invertido tradicionalmente poco en sistemas de armas, condicionado por el artículo 9 de la Constitución de 1947, que establecía la renuncia de Japón a la guerra, salvo en defensa propia. Durante décadas Japón excluyó inversiones en proyección de fuerza que recordasen al poderío de la marina imperial japonesa durante la II Guerra Mundial. En esta posición de debilidad, Japón enfrentó la intimidación de la marina china en las islas Senkaku –ver párrafo 54-.

70. Con el primer ministro Abe Shinzo (2006-2007 y 2012-2020) del Partido Liberal-Democrático surge una política japonesa más categórica con China. En el plano doméstico, el punto de inflexión se encuentra en la reinterpretación de la constitución y en una ley de la Dieta de 2015 que autorizó a las Fuerzas de Autodefensa a emplear la fuerza, que se limitará al mínimo necesario, para defender un país cuya supervivencia se juzgase una cuestión vital para Japón[27].

71. Con el sucesor de Abe, Kishida Fumio, Japón ha aprobado una nueva Estrategia de seguridad nacional que contempla a China como el desafío estratégico más serio de Japón y de la comunidad internacional, seguido de Corea del Norte y Rusia (hasta ahora se señalaba a China como una preocupación importante). Los dirigentes japoneses pretenden disuadir a China de futuras veleidades en su disputa por el control de las islas Senkaku u otros conflictos que pueden afectar a Japón[28]. La nueva estrategia de defensa nacional encomienda a sus FF.AA. la responsabilidad principal de frenar y derrotar una invasión, anticipando que golpearán el territorio del atacante.

72. El gasto militar de Japón aumentó un 5,9% entre 2021 y 2022, alcanzando los 46.000 millones de dólares –el gasto militar más alto desde 1960-, o el 1,1% del PIB –un gasto militar, en términos absolutos, similar al de Corea del Sur.  Las autoridades japonesas se han comprometido a elevar el gasto militar del 1% actual al 2% del PIB y aumentar sus capacidades militares, en particular, su inventario de misiles balísticos con los que golpear el territorio de su oponente y contrarrestar la ventaja china en capacidades anti-acceso y de negación de área (A2/AD). Para ello, Japón está aumentando su flota de cruceros, destructores y fragatas dotados con sistema de defensa de misiles balísticos. Japón también está adaptando sus dos destructores de operaciones polivalentes o portahelicópteros para convertirlos en portaaviones ligeros capaces de acomodar aviones de combate F-35, y así mejorar su capacidad de proyección de fuerza.  

73. No obstante, la alianza con Estados Unidos y su refuerzo sigue siendo la piedra angular de la defensa de Japón, porque como dice el politólogo japonés Soeya Yoshide, si bien Japón quiere desarrollar una política de seguridad autónoma de Washington, ser un país “normal”, superar el lastre de su papel en la II Guerra Mundial, su seguridad siempre termina dependiendo de Estados Unidos que mantiene 54.000 soldados en su territorio y el cuartel general de la flota del Pacífico en Yokosuka. Washington y Tokio han reforzado la integración militar mediante medidas destinadas a mejorar la interoperabilidad entre ambos ejércitos, más entrenamiento conjunto en bases militares compartidas y más ejercicios militares. Está pendiente una estructura de mando conjunta, que Estados Unidos sí comparte con Corea del Sur.

74. Japón no es la excepción en la combinación de políticas de equilibrio de poder interno (rearme) y políticas de equilibrio de poder externo (refuerzo de sus alianzas). La supremacía económica y militar de Pekín ejerce una presión sistémica sobre sus vecinos para que se coaliguen. Así se ha ido fraguando una coalición de contrapeso sustentada en visiones compartidas de la región, en una actualización del sistema de alianzas en torno a Estados Unidos, la potencia externa a la región que ha actuado durante décadas como contrapeso de ultramar («offshore balancing»), y en su refuerzo a través de nuevos alineamientos geopolíticos.

75. Esta coalición de contrapeso se inspira en la imagen de un Indo-Pacífico libre y abierto ordenado por los principios de soberanía nacional y el derecho internacional, frente a la visión del renacimiento de la nación china que “sobresaldrá sobre el resto de naciones en determinación y poder”, especialmente en Asia donde pretende la retirada de Estados Unidos y consolidar su área de influencia. La imagen de un Indo-Pacífico libre y abierto, “un mare liberum” ha ido ganando peso en muchas cancillerías asiáticas y occidentales, y sugiere que en aquellos casos en que China no respete la soberanía de los Estados, se promoverá la asociación de países afines para contrapesar a China. A esta visión estratégica, impulsada por Japón, Australia, Estados Unidos, India, nos referimos en el post introductorio de esta serie.

76. El antecedente más relevante de esta imagen se remonta al discurso histórico “Confluence of the two seas” del PM japonés Abe Shinzo en el Parlamento indio en 2007. Japón buscaba concertarse con países que compartieran su ansiedad estratégica frente al ascenso de China; India, rival histórico de China en el Himalaya, era su primer candidato: Abe Shinzo logró una ovación unánime de los parlamentarios indios.

77. La coalición de contrapeso se apoya no solo en el incremento generalizado de sus capacidades militares sino también en la intensificación de la coordinación de esas capacidades militares y de las actuaciones diplomáticas en la región.

78. El núcleo duro es el viejo sistema de alianzas “hub and spokecreado por Estados Unidos después de la II Guerra Mundial para contener la expansión del comunismo: alianza trilateral con Australia y Nueva Zelanda (ANZUS) de 1951, las alianzas bilaterales con Islas Filipinas de ese mismo año, con Corea del Sur en 1953, con Taiwán (denunciado posteriormente cuando Estados Unidos reconoció a China) y Tailandia en 1954, y con Japón en 1960, y la alianza de los Cinco Ojos en materia de inteligencia entre EE.UU, Canadá, Reino Unido, Australia, y Nueva Zelanda.

79. Nos vamos a detener aquí en el caso de Australia, el país que más fía su seguridad a sus alianzas tradicionales, especialmente con EE.UU. Con una población de 26 millones de habitantes y el tamaño de un continente, la economía australiana, la más pequeña de las potencias medianas de la región, ha ido perdiendo peso en el PIB de la región Indo-Pacífico –ver gráfico 1 y 2 – en medio de la expansión meteórica de la economía china, principal socio comercial de Australia (representa el 36% del comercio australiano).

80. La política exterior y de seguridad australiana ha experimentado en la última década un giro estratégico que la ha alejado de Pekín y la ha acercado a Washington, al amparo de un consenso político destacable y un apoyo social considerable[29]. El acercamiento a Washington puede obedecer a al “miedo al abandono” y a la búsqueda de protección[30] que ha sido una constante en la política exterior australiana desde que el PM  John Curlin hiciera un dramático llamamiento a los Estados Unidos en 1942 para que ayudaran en la defensa de Australia amenazada entonces por el avance japonés en el sudeste asiático (toma de Singapur, Malasia y Papúa Nueva Guinea).

81. A partir de 2016, los gobiernos de Canberra recogen en sus conceptos estratégicos referencias veladas y no veladas a la amenaza china derivada de sus programas de modernización militar, sus actividades en la zona gris, la militarización de islas en el Mar de China Meridional y su beligerancia con Taiwán, la interferencia china en la política interna australiana y, por último, el boicot chino a los productos australianos que puso en evidencia la dependencia australiana de su principal socio comercial)[31]El ascenso de China amenaza, según la Revisión Estratégica de la Canberra de abril pasado, un orden regional que bajo la batuta de Estados Unidos ha garantizado la estabilidad y la igualdad entre estados soberanos en el Indo-Pacífico después de la II Guerra Mundial.

82. Por un lado, Australia asumió la necesidad de contar con una política de defensa más vigorosa que reforzara las capacidades militares propias para aumentar sus elementos disuasorios. Australia ha aumentado su gasto militar en un 47% desde 2013 a 2022, un porcentaje similar a la India y solo por detrás de China, según SIPRI.

83. Por otro, Australia ha puesto en valor la alianza con Estados Unidos mediante obras de mejora de las bases militares con el fin de acoger a más soldados norteamericanos y buques de guerra aliados, y una participación mayor en ejercicios militares conjuntos. La geografía convierte a Australia, fuera del alcance de la mayoría de los misiles chinos, en un activo único para la coalición de contrapeso.

84. Sin duda, la medida estrella ha sido AUKUS, una asociación de defensa a tres entre Estados Unidos, Reino Unido y Australia. Firmado en 2021, se trata de un acuerdo de cooperación en materia de tecnología militar avanzada (IA, drones submarinos, guerra electrónica, ciberdefensa, etc.). La joya de la corona es proporcionar a Australia ocho submarinos de propulsión nuclear (sin armamento nuclear) por un importe de 368.000 millones de $, en los que una parte serán diseñados conjuntamente por el Reino Unido y Australia, con tecnología americana, y construidos en Australia –no estarán listos antes de 2040. Mientras tanto, EE.UU. desplegará hasta cuatro submarinos (clase Virginia) en la base naval de Perth en Australia Occidental y en 2030 Australia adquirirá entre tres y cinco submarinos americanos (clase Virginia).

85. Más allá de este núcleo duro alrededor de Estados Unidos, sus aliados asiáticos están concertándose entre ellos para frenar las ambiciones regionales de China: Japón, Australia, India, Corea del Sur, han estado firmando acuerdos de asociación entre ellos y con otros países (Reino Unido), que van desde el diálogo estratégico al uso mutuo de bases militares para fines logísticos, en algunos casos almacenamiento de armamento, o maniobras militares conjuntas.

86. Las cancillerías en Tokio, Seúl, Nueva Delhi, Camberra, albergan dudas razonables de la capacidad de Washington para enfrentarse a China en Asia[32], así como de la continuidad en el tiempo del compromiso norteamericano con la defensa de sus aliados – dudas justificadas a la luz de los desaires del presidente Trump a sus aliados (2017-2020) y la circunstancia que Trump es el candidato republicano mejor situado para disputarle la presidencia a Joe Biden en noviembre de 2024.

87. De estas asociaciones que orbitan alrededor del núcleo duro la más reseñable es el acercamiento entre Japón y Corea del Sur, distanciados durante décadas por los abusos cometidos por las tropas de ocupación japonesas en Corea antes y durante la II Guerra Mundial. No obstante, Tokio y Seúl comparten valores, principios y amenazas: son dos democracias plenas (puesto 17 y 16 respectivamente en el Democracy Index de Freedom House), grandes economías de la región Indo-Pacífico (3ª y 5ª economía –ver gráfico 2-), aliados de Washington que albergan el grueso de las tropas estadounidenses en Asia, y objeto de las amenazas norcoreanas.  

88. Yoon Suk-yeol, presidente de Corea del Sur desde mayo de 2022, prometió en su campaña electoral reforzar la alianza con Estados Unidos, deteriorada durante la presidencia de Moon Jae-in (2017-2022) en la que la prioridad fue la asociación estratégica con China[33], su mayor socio comercial y presunta palanca para influir en la acción de Corea del Norte. Sin embargo, la continuidad ha definido las relaciones exteriores durante la administración de Yoon Suk-yeol; el premio de consolación para EE.UU. es la iniciativa exitosa del presidente Yoon Suk-yeol para mejorar las relaciones con Japón, gracias a un acuerdo con el PM Kishida Fumio para compensar a las víctimas de la ocupación nipona con un fondo dotado por Corea del Sur[34], y el cierre de una disputa comercial que se remonta a 2019. 

89. Este acuerdo bilateral ha permitido retomar el diálogo estratégico entre Estados Unidos, Japón y Corea del Sur, en el que se aborda la amenaza norcoreana pero también china. En agosto pasado el presidente surcoreano y el PM japonés acudieron a Camp David a reunirse con el presidente Joe Biden y acordaron reforzar la cooperación en misiles balísticos. Corea del Sur es un activo valioso en la estrategia de contrapeso de China al disponer de un ejército de 555.000 soldados bien entrenado y equipado gracias a una potente industria de armamento.

90. Más allá de los aliados, es reseñable el “Diálogo de seguridad cuadrilateral”, conocido como QUAD, entre Japón, Australia, India, y Estados Unidos. Se trata de un foro para la cooperación intergubernamental en materia de seguridad, pero en el que también se habla de lucha contra el cambio climático, ciberseguridad, cadenas globales de producción, o semiconductores. El mérito principal de este alineamiento geopolítico deriva de la asociación progresiva de la India a la coalición de contrapeso para frenar a China.

91. Los antecedentes de este foro se remontan a la gestión del tsunami que asoló el sudeste asiático en 2004, pero su creación data de 2007, si bien fue inmediatamente suspendido a raíz de la presión china que consideraba el QUAD un instrumento de contención y Australia temía las represalias del gigante asiático. En 2017 se retomaron las reuniones del QUAD y en 2021 comenzaron las cumbres al más alto nivel. Desde 2020, una vez que Australia volvió a participar en las maniobras militares MALABAR, en los que también participan India, EE.UU., y Japón, estas maniobras militares se asocian al QUAD.

92. Otras manifestaciones de esa coalición de contrapeso, de menor intensidad, van más allá de la región Indo-Pacífico, en foros como el G7 y la OTAN. Por primera vez en su historia la Alianza Atlántica invitó a su cumbre en Madrid en junio de 2022, a sus socios del AP-4 (Asia-Pacífico) Australia, Nueva Zelanda, Japón, y Corea del Sur, precisamente cuando se aprobaba un nuevo concepto estratégico de la OTAN en el que China se concibe como “un desafío sistémico para la seguridad euro-atlántica”.

93. En Madrid, los aliados europeos compraron una parte del relato estadounidense sobre China, en un momento de acercamiento entre los socios de las dos orillas del Atlántico espoleado por la agresión rusa a Ucrania, el liderazgo norteamericano en la defensa de Ucrania, y la connivencia política entre China y Rusia.

94. No obstante, los europeos no se ponen de acuerdo en cuanto a las derivadas prácticas de haber definido a China como un desafío sistémico para la seguridad euro-atlántica. El debate se plantea en torno al estallido de un eventual conflicto en Taiwán, el punto más caliente del Indo-Pacífico. Francia no oculta sus reservas a la implicación europea del lado de Estados Unidos, y está bloqueando la apertura de una oficina de la OTAN en Tokio. Para los países Bálticos y de la Europa Oriental, solamente cuenta que Estados Unidos lidera el apoyo militar a Ucrania, y resienten la tibieza de Francia y Alemania con Rusia. La nueva Estrategia de Seguridad Nacional de Alemania acusa a China, principal socio comercial de la UE y de Alemania, de actuar permanentemente contra los valores y principios de Alemania.

95. Por último, la coordinación de estadounidenses, europeos y asiáticos también se despliega en el ámbito tecnológico, siendo la transferencia de tecnología externa uno de los fundamentos del modelo de crecimiento chino. En un post anterior destacamos como EE.UU. ha adoptado limitaciones a la exportación de semiconductores avanzados a China así como de la maquinaria para producirlos, en coordinación con otros fabricantes como Taiwán, Japón, Corea del Sur y Holanda. La Unión Europea y Estados Unidos han coordinado estas limitaciones y controles en el seno del Consejo de Comercio y Tecnología UE-EE.UU., creado en junio de 2021.

96. Desde que hace una década China restringió durante meses las exportaciones de tierras raras a Japón en represalia por los sucesos de las islas Senkaku, Tokio se está concertando con Australia, Estados Unidos y otros países de la región para romper el monopolio de China en la extracción y procesamiento de minerales críticos para la industria de la defensa, dispositivos y tecnologías móviles, baterías y vehículos eléctricos[35].

Multialineamiento indio.

97. Por su parte, la India ha buscado un camino propio que converge en ocasiones con la vía del contrapeso a China, pero en otras ocasiones marca distancias con Occidente y se acerca a la equidistancia que abanderan los países de la ASEAN. Ana Ballesteros llama a esta estrategia   plurilateralismo, otros hablan de multialineamiento o alineamientos múltiples lejos de alianzas permanentes y cada uno de ellos condicionado por cuestiones o/y necesidades.

98. Durante la Guerra Fría, la India buscó un papel independiente en el terreno internacional, inspirado en el paradigma de no alineamiento y en la defensa de los países en vías de desarrollo. Su política de seguridad se centró en sus problemas territoriales con Pakistán y en la estabilización interna. El final de la guerra fría y la integración progresiva de India en la economía mundial, gracias a las reformas internas y al viento favorable de la Globalización, junto con las excelentes perspectivas económicas, le hicieron soñar en convertirse en una gran potencia en el s. XXI con una política exterior basada en la autonomía estratégica.

99. Sin embargo, las cosas no han ido según los planes. A pesar de las excelentes perspectivas, el peso de la economía india en el PIB de la región Indo-Pacífico apenas ha sumado 3 puntos porcentuales en tres décadas –ver gráficos 1 y 2-. En ellos llama poderosamente la atención que la economía china, que tenía el mismo peso que la india en 1990, haya aumentado su peso en 30 puntos y, por tanto, sea casi tres veces mayor que la india en la actualidad.

100. Si utilizamos el PIB nominal –ver gráficos 6 y 7-, la ventaja china es aún mayor: el peso de India en el PIB regional es cinco veces menor que el de China y su PIB per cápita queda muy lejos del chino como vemos en la tabla 2.

101. Inquieta a la India verse desplazada del Asia Meridional, su patio trasero, en medio de una expansión de la presencia china, a través de inversiones y comercio, que se traducen en dinámicas de “elite capture” [36]. Pekín es el mayor socio comercial de Bangladesh, Pakistán (socio estratégico de China y enemigo histórico de la India[37]), y Sri Lanka (en estos dos últimos, China es también el mayor inversor). China está negociando, con la ayuda del gobierno pakistaní, la incorporación de Afganistán a la Nueva Ruta de la Seda. India, por su parte, es el mayor socio comercial de Nepal y no es mayor inversor en ningún país de Asia.

102. Islas Maldivas, el país más pequeño y menos poblado del Asia Meridional, ha sido un caballo de batalla entre India y China en la última década. El archipiélago de 1.200 islas ocupa una posición estratégica en medio de las principales vías de comunicación marítima en el Océano Índico. Los principales líderes políticos se encuentran asociados a China y a la India. Desde 2013 a 2018 gobernó el país el presidente Abdulla Yameen, hermanastro del expresidente Maumoon que había dirigido el país durante 30 años hasta las primeras elecciones presidenciales multipartidistas de 2008. Yameen abanderó una política de acercamiento a China y Pakistán que puso en suspenso la tradicional cercanía del país insular a la India. Desde 2018 ha gobernado Ibrahim Mohamed Solih que seguido una política de “India First” y denunciado un acuerdo comercial firmado con Pekín. Las elecciones del 30 de septiembre han aupado a la presidencia del estado insular a Mohamed Maizzu, un candidato pro China.

103. India tiene a China como primer socio comercial (16%) y se encuentra muy incómoda con la balanza comercial abultadamente favorable a su enemigo histórico.

104. Por último, el rearme ha colocado a Pekín muy por delante de la India. Ya lo estaba antes, en la guerra de 1962 la victoria china fue incuestionable. En la actualidad, la India gasta tres veces menos en defensa que China y está por detrás en todos los indicadores de poder naval y militar como podemos apreciar en la siguiente tabla 2 [38]. El Ejército Popular de Liberación aniquilaría a las Fuerzas Armadas indias en 72 horas, gracias al uso masivo de tecnologías disruptivas e Inteligencia Artificial – terrenos en los que China es líder mundial-, según el experto indio en defensa Pravin Sawhney.

105. Todavía más, mientras que la India depende casi completamente de proveedores de armamento extranjero, China puede presumir de contar con sistemas de armas made in China cada vez mejores.

106. Más allá de las armas convencionales, la India dispone de 164 cabezas nucleares, muy por debajo de las 410 de China que está aumentando su arsenal nuclear con el fin de alcanzar paridad con Estados Unidos y, en el medio plazo, 1.000 ojivas nucleares en 2030 (en el último año China aumentó sus ojivas nucleares en 60 según SIPRI, 4 en el caso de la India). Ese incremento sugiere que Pekín pudiera estar considerando el abandono de su política incondicional de “no ser el primero en usar” bombas nucleares. Además, “resulta cada vez más difícil conciliar esta tendencia con el objetivo declarado de China de disponer únicamente de las fuerzas nucleares mínimas necesarias para mantener su seguridad nacional” según Hans M. Kristensen de SIPRI[39].

107. En el mejor de los casos, la India avanza lentamente en el aumento de poder relativo en la región Indo-Pacífico y en el mundo, en contraste con el crecimiento meteórico del peso de China. De hecho, el último informe del 2023 Power Index del Lowy Institute habla de retroceso del poder indio en Asia.

108. Otro imperativo de la acción exterior india deriva de su integración en la economía mundial, uno de los factores explicativas del valor que Nueva Delhi concede al control del Océano Índico.  Nueva Delhi tiene que asegurar las principales líneas de comunicación marítima de tránsito de mercancías a sus mercados externos, y la importación de materias primas e hidrocarburos. La India es un país importador neto de petróleo, el tercer mayor importador de petróleo por mar después de la UE y de China, y ha impulsado la refinería de petróleo barato ruso para luego exportarlo a los mercados europeos. Y, además, necesita contrarrestar la presencia de la armada china en el Indico, en el que opera misiones regulares de 7 u 8 meses -se especula que pronto un portaaviones chino surcará el Océano Índico-.

109. El establishment indio ha abandonado la mentalidad continental que durante el s. XX inspiró su visión de la seguridad nacional y está reforzando las capacidades navales de proyección de fuerza, un camino iniciado anteriormente por el régimen comunista chino.  

110. La asimetría de poder militar y económico a favor de China, y la influencia y presencia china cada vez mayor en Asia Meridional y en el Océano Indico han generado ansiedad en Nueva Delhi y una percepción extendida de estar atrapados en un “cerco estratégico” orquestado por China. Desde 2019, esa percepción se ha agravado a raíz de la beligerancia china en el Himalaya y en la cuestión de Cachemira, que afecta a los otros dos imperativos geopolíticos de la acción exterior india, la defensa de las fronteras y la integridad territorial –asuntos en los que hemos abundado en los párrafos 26-36 y 43-47 -.

111. El nacionalista Narendra Modi, al frente del gobierno desde 2014, ha representado un nuevo impulso para las ambiciones internacionales de la India. Las dificultades para adquirir poder duro (militar) han sido compensadas con una meritoria política de alineamientos con Estados Unidos, Japón, Australia, que le permiten aumentar su influencia en la geopolítica de la región Indo-Pacífico, al tiempo que mantiene las tradicionales buenas relaciones con Rusia y las no tan buenas con China.

112. En el terreno militar, los programas de modernización de las FF.AA. indias avanzan lentamente, condicionados por una logística inadecuada, escasez de munición, y problemas de mantenimiento, según The Military Balance 2022. El rearme naval ha sido una prioridad; quizás el hito más reciente es la botadura del primer portaaviones de fabricación india, el INS Vikrant, que se suma al viejo portaaviones de fabricación soviética con el que ya contaba (India pretende construir un tercer portaaviones en los próximos años). Además, ha encargado la construcción de un nuevo destructor de misiles guiados y espera que el sexto submarino de clase Scorpène esté operativo en 2024.

113. La India es el mayor importador de armamento desde 1993 y tiene el cuarto gasto militar más grande del mundo. El acercamiento a Occidente se ha traducido en que Francia y Estados Unidos se han convertido en proveedores alternativos a Rusia, menos fiable desde el comienzo de la guerra de Ucrania: Moscú hareducido su cuota en las importaciones indias de armas desde el 64% hace cuatro años al 45% en 2022 (Francia representa el 29% y Estados Unidos el 11%). En junio de este año EE.UU. e India acordaron profundizar su cooperación en materia de defensa y transferencia de tecnología[40].

114. Las tensiones cada vez más frecuentes con China han motivado el movimiento de tropas y aviones desde la frontera occidental con Pakistán al Himalaya y a Cachemira.

115. En el terreno diplomático, el acercamiento entre India y Estados Unidos es el giro más relevante de la geopolítica india en la actualidad[41], según el ministro de asuntos exteriores indio, el carismático Subrahmanyam Jaishankar. Después de los encontronazos fronterizos con China en 2020, la India se está implicando cada vez en actuaciones conjuntas en el ámbito de la seguridad con Estados Unidos, Japón, y Australia, países con los que comparte el temor al ascenso de China –para un compendio de los acuerdos de cooperación con ellos se puede ver The Military Balance 2022 de IISS, página 227-.

116. La India ha incrementado su participación en el QUAD al que nos hemos referido más arriba –ver párrafos 90-91-, aunque Nueva Delhi no es el alumno más aventajado, y se la considera un freno a los avances del foro en la coordinación en materia de seguridad: Nueva Delhi rompe la unidad del QUAD en torno a cuestiones como la guerra de Ucrania o Taiwán. Además, la India intenta que Estados Unidos, Japón y Australia asuman la carga principal en el esfuerzo de contrapeso de China.

117. India se ha sumado a los países de su entorno y a los países occidentales, y ha adoptado una estrategia para la sostenibilidad y la prosperidad de la región Indo-Pacífico (IPOI, por sus siglas en inglés, Indo-Pacific Oceans Initiative), en la que la seguridad regional descansa en el diálogo y la resolución de los contenciosos de acuerdo con el derecho internacional.

118. En el terreno económico, EE.UU. también está favoreciendo, con su estrategia de desacoplamiento y derisking de China, la inversión de multinacionales occidentales en IndiaAPPLE ha apostado fuerte en la fabricación de sus dispositivos en India (y en Vietnam) no solo por razones económicas sino también por razones geopolíticas que aconsejan la diversificación de su producción lejos de China, anticipando que para 2025 una cuarta parte de esos dispositivos se montarán fuera de China-. Estados Unidos, UE, RU y Japón, por sí solos representan más del 60% de la inversión directa extranjera en India, en comparación con un 12% procedente de China (tercer inversor en India).

119. Este apoyo occidental favorece lógicamente las aspiraciones indias a reducir la dependencia económica de China. El gobierno de Modi es consciente (los empresarios se recuerdan a menudo) de la dependencia de las importaciones de bienes chinos para el desarrollo de dos ejes de su política económica, el desarrollo de infraestructuras y el impulso de la industria manufacturera –su industria farmacéutica importa más del 70% de sus ingredientes de China-. Por otra parte, India es el principal cliente de los préstamos que concede el Banco Asiático de Desarrollo creado por China como una alternativa al Banco Mundial. Todos estos elementos colocan a la India en una situación vulnerable a la coerción económica que Pekín ha ejercido sobre otros países.

120. A raíz de los recientes encontronazos en el Himalaya, la India aplicó una serie de restricciones al comercio y a las inversiones chinas que se demostraron contraproducentes, recuperándose el comercio después de una breve interrupción.  En esta tesitura, la India quiere seguir comerciando con China, quiere las inversiones y las importaciones chinas en el corto-medio plazo, y ambiciona diversificar a largo plazo. 

121. La dependencia económica de China y la tradición de no alineamiento son claves en la reticencia del gobierno indio a poner todos los huevos en la misma cesta. Nueva Delhi, por el contrario, intenta mantener buenas relaciones bilaterales con China. No solamente ejerce contención en la crítica a su vecino del norte, consciente de la superioridad china en todos los terrenos, sino que participa como país miembro en la Organización de Cooperación de Shanghái, que orbita alrededor de China. India se ha negado a condenar la agresión de Rusia a Ucrania y, junto a China, se ha convertido en el mayor importador de petróleo barato ruso que Europa ha dejado de comprar a Moscú. India, es junto a China, el líder del bloque BRICS que integra además a Rusia, Brasil, y Sudáfrica, todos ellos críticos con el orden internacional que ha liderado EE.UU. en las últimas décadas. 

122. Un observador agudo, Henry Kissinger, ha alabado esta política “equilibrada” de la India. Otros analistas benignos llaman a la India apóstol del multi-alineamiento, otros hablan de aparentes ambigüedades. Los menos benignos se fijan en las contradicciones: el diplomático y académico Shivashankar Menon señala la confusión que significa convertir en estrategia el hecho de carecer de ella y además lucirla como si lo fuera. Más explícito en su crítica es el historiador y biógrafo de Gandhi, Ramachanda Guha, que considera el reaccionarismo hindú como la peor y más peligrosa de las numerosas tendencias religiosas fundamentalistas e iliberales que proliferan en India.

123. India posee un potencial considerable para ganar peso en Asia y en el mundo. India junto con Indonesia son las economías que más crecen en la actualidad. No es solo el entorno internacional favorable que privilegia a la India como destino de inversión frente a China. Recientemente India ha sobrepasado a la China en población y todavía tiene que beneficiarse del dividendo demográfico –abundante población en edad de trabajar y una tasa de fertilidad que dobla la china – que ha perdido China en las últimas décadas.

124. Otras fortalezas de la India derivan de un mercado nacional de 1.400 millones de habitantes, en el que las empresas crecen gracias a las economías de escala, y su fortaleza tecnológica con universidades en las que se gradúan 500.000 ingenieros al año. Prueba de ello es una infraestructura digital pública de servicios públicos digitales, en la que se ha implicado personalmente el Primer Ministro, y que ha permitido aumentar la base fiscal y la recaudación de impuestos –por cierto, Narendra Modi ha aprovechado la presidencia india del G20 para ofrecer esa infraestructura digital sin coste alguno al resto de Asia y África con el fin de ganar influencia.

125. Veremos si en los próximos años, el país es capaz de convertir ese potencial en poder duro.

Políticas de equidistancia.

126. Una parte de los países pequeños de la región Indo-Pacífico se muestran reticentes a elegir bando en la rivalidad geopolítica entre Estados Unidos y China. Les preocupa un eventual conflicto que pudiera frenar las buenas perspectivas de desarrollo económico de la región. Esta es la postura oficial de la n este campoesta tesitura se encuentran los países de la Asociación de Países de Asia Sudoriental (ASEAN, por sus siglas en inglés), una de las pocas organizaciones internacionales que funciona en la región. Fue fundada en 1967 en Bangkok por Indonesia, Malasia, Islas Filipinas, Tailandia y Singapur; posteriormente se adhirieron Brunei, Vietnam, Laos, Myanmar y Camboya –estos últimos tres son los países más pobres de ASEAN.

127. Su pilar económico es el más ambicioso: la ASEAN pretende construir un mercado único para sus 674 millones de habitantes, aunque con sus índices bajos de comercio intra-ASEAN todavía está lejos de alcanzar el objetivo. El crecimiento económico sostenido de los últimos años ha incrementado el peso de la ASEAN en la economía mundial por encima del 6% en 2021 –ver gráfico 3 y 4. La región se ha convertido en un polo de atracción de inversión internacional gracias a una mano de obra más abundante y barata que en China, así como a las tensiones geopolíticas que desplazan inversiones de multinacionales occidentales y asiáticas desde China a estos países  –las inversiones surcoreanas en ASEAN casi alcanzaron las realizadas en China en 2020.

128. En el plano político, es difícil encontrar otra organización regional que integre países con sistemas políticos tan diferentes: monarquías absolutas (Brunei), dictaduras como Myanmar, regímenes autoritarios (Laos, Vietnam, Camboya), democracias limitadas (Malasia, Islas Filipinas, Singapur, Indonesia), y países con regímenes autoritarios pendientes de recuperar la democracia como Tailandia[42]. La violencia ha sido también una constante en la historia reciente de la región: guerras coloniales en Indo-China; guerras civiles en Vietnam y Myanmar; guerra no declarada entre Indonesia y Malasia (1962-1966) e invasión de Camboya por Vietnam en 1978.

129. Estas diferencias políticas contribuyen a entender el modus operandi de la ASEAN, que se basa en el consenso y armonía, la “Asean Wayque en la mayor parte de las ocasiones se traduce en la no interferencia en los asuntos internos de los países miembros. El golpe militar en la antigua Birmania en 2021, que frustró el experimento democrático de la activista Suu Kyi de la Liga Nacional para la Democracia (2015-2021), y la guerra civil que le siguió, han desencadenado la crisis más aguda de la ASEAN desde su constitución en 1967. La ASEAN expulsó a los representantes de la Junta Militar hace dos años, aunque los miembros con regímenes políticos más parecidos quieren levantarle el veto.

130. Todos los países de la ASEAN tienen lazos comerciales muy estrechos con China, de hecho la ASEAN ha desplazado a la Unión Europea como el mayor socio comercial de China, y, temerosos de represalias económicas, se muestran cautelosos y evitan antagonizar con ella[43].

131. La obsesión de la ASEAN ha sido garantizar su centralidad (no solo geográfica) en la región Indo-Pacífico, a través dos orientaciones estratégicas: una negativa, que pretende negar a las grandes potencias China y Estados Unidos la consecución de esferas de influencia en el sudeste asiático que redundarían en la división de la ASEAN en dos campos. La orientación positiva descansa en el esfuerzo de la organización multilateral en promover comunicación y diálogo entre las grandes potencias en materia de seguridad regional, ofreciendo para ello foros ampliados en los que participan China, Estados Unidos, Japón, India, Australia, Rusia, como la Cumbre de Asia Oriental (EAS), el Foro Regional de la ASEAN (ARF por sus siglas en inglés), o la ya mencionada CICA[44].

132. La estrategia de equidistancia de la ASEAN obedece mucho a la política exterior “equilibrada” de Indonesia, el país líder de la organización. Desde su llegada a la presidencia de Indonesia en 2014, Joko Widodo ha priorizado la estrecha relación económica con China, así como el estrechamiento de relaciones con Estados Unidos y sus aliados asiáticos en el ámbito de la defensa. Indonesia, el país más poblado con la economía más grande de la región – la mitad del PIB de la ASEAN-, ocupa con sus 12.000 islas una posición estratégica en la región: el Océano Indico baña su costa occidental, el Pacífico su costa oriental, y el Mar de China Meridional el norte. Junto con enormes recursos minerales y pesqueros, el país controla varios de los estrechos (Malaca, Lombok y Makassar) por los que circulan las principales líneas de tráfico marítimo de transporte de hidrocarburos y mercancías entre las economías ricas del este asiático y el Oriente Medio / África (origen de materias primas) y Europa (destino de mercancías).

133. Vietnam también ha seguido desde 2003 una política equilibrada en sus relaciones con China y Estados Unidos, conocida como la diplomacia del bambú; en septiembre Hanói y Washington elevaron su relación bilateral a la categoría de asociación estratégica, una asociación que Hanói solo había firmado con China, Rusia, e India.  El régimen comunista concilia en su acción exterior los temores a las políticas de cambio de régimen de Occidente, que comparte con China, su interés en las inversiones occidentales, y la defensa de su territorio frente al gigante chino con el comparte una frontera de más de 1.300 kilómetros –la frontera terrestre fue acordada en 1999, no así las disputas en el Mar de China Meridional-.

134. Los países más débiles bajo regímenes autoritarios   – Laos, Camboya y Myanmar- se han doblegado a los dictados de Pekín a la espera de protección y concesiones económicas por parte del gigante asiático.  

135. En las democracias limitadas se observan cambios en su acción exterior al compás de los cambios de gobierno o régimen.  Mientras que Tailandia, un aliado de Estados Unidos desde 1954, ha gravitado alrededor de China desde la irrupción del régimen autoritario salido del golpe de Estado de 2014, en Islas Filipinas, la elección del Presidente Ferdinand Marcos en 2022 ha supuesto el restablecimiento progresivo de los lazos en materia de seguridad con EE.UU.  que el presidente Duarte suspendió –Marcos ha proporcionado acceso al ejército estadounidense a tres bases militares en el archipiélago que serían claves en un eventual conflicto en el estrecho de Taiwán. 

136. En conclusión, la ASEAN ha perdido centralidad a expensas de las estrategias nacionales de sus miembros que muestran las limitaciones de las políticas de equidistancia. También ha disminuido su credibilidad como agente de seguridad regional por su incapacidad manifiesta para realizar una aportación positiva a la resolución del conflicto civil en Myanmar o para enviar a China propuestas consensuadas de resolución de las disputas territoriales en el Mar de China Meridional que afecta a cinco de ellos.

137. Los pequeños estados insulares del Pacífico Occidental (Papúa Nueva Guinea, Islas Marshall, Islas Marianas, Islas Salomón, Vanuatu, Tuvalu, Tonga, Samoa, Palau, Nauru, Kiribati, Fiji) mantienen posturas similares a la oficial de la ASEAN. Olvidados en los últimos años por Australia, que siempre los ha considerado su patio trasero, recelan de las grandes potencias coloniales a cuyos intereses estuvieron supeditados durante siglos. Estos territorios fueron el escenario de cruentas batallas entre Japón y Estados Unidos durante la II Guerra Mundial (Guadalcanal en el caso de Islas Salomón); y de ensayos nucleares que causaron un deterioro medioambiental significativo. Pero no ven con mejores ojos a China.

Fuente: Real Instituto Elcano.  Publicado el 30 Septiembre de 2016

138. La competición geopolítica entre China y EE.UU. les ha situado en el mapa de nuevo[45], debido a su soberanía y jurisdicción sobre el 20% de los océanos del mundo y, por tanto, de los recursos minerales y pesqueros en las correspondientes zonas económicas exclusivas. Para Estados Unidos, Papúa Nueva Guinea, Palau, e Islas Marshall son territorios claves para garantizar la seguridad de Australia y la base militar en GUAM, su defensa adelantada en el Pacífico. Para China, lograr una presencia militar en el Pacífico Occidental le permitiría romper el  “sistema de la cadena de islas”, el cordón sanitario con el que Washington intenta contener a China desde hace décadas.

139. Sin embargo, la principal preocupación de los estados insulares del Pacífico es el cambio climático, el aumento del nivel del mar, y los desastres naturales ligados a aquel. Los estados isleños confían en el Foro de Islas del Pacífico, la organización regional que integra a los pequeños estados isleños junto con Australia y Nueva Zelanda, para negociar conjuntamente y ejercer mayor influencia en el devenir de la región.  

140. Durante años, China ha buscado complicidades en esta región a través de una política generosa de ayudas y préstamos, que alcanzó su zenit en 2016.  En abril de 2022 China firmó un acuerdo con Islas Salomón que incluye varias cláusulas en el ámbito de la seguridad, que hizo saltar todas las alarmas en Canberra y Washington: no solo anticipa que China, a instancias del gobierno local, podría desplegar su policía y ejército para mantener el orden, sino que permite a los buques de guerra chinos utilizar los puertos isleños. Tres años antes, las Islas Salomón (junto con otro estado insular Kiribati) había cambiado de pareja de baile al dejar de reconocer a Taiwán en favor de la República Popular de China.

141. El punto de inflexión llegó en mayo de 2022 en una reunión de ministros de Asuntos Exteriores de China y los estados insulares del Pacífico en la que estos últimos rechazaron un acuerdo multilateral –Common Development Vision-, que incluía cláusulas comerciales y de seguridad, y que habría redundado en un alineamiento del Pacífico Occidental con China. Unos meses después el gobierno de la isla de Fiji denunció un acuerdo de seguridad con China que se remontaba a 2011 y que permitía a policías isleños formarse en China y a policías chinos desplegarse en Fiji.

142. La reacción estadounidense y australiana ha evolucionado desde un primer momento en el que intentaban impedir o fragmentar los alineamientos de China a políticas más pro-activas orientadas a apuntalar los estados insulares en el bando occidental. En mayo, EE.UU. firmó un acuerdo de cooperación en materia de defensa con Papúa Nueva Guinea, el estado insular más grande de la región, que permite al ejército estadounidense un acceso ilimitado a las bases militares de PNG y al estacionamiento de tropas allí. Australia, principal socio comercial y donante de PNG, ha avanzado bastante en la negociación de un acuerdo parecido. Además, el presidente Biden se ha reunido dos veces en dos años con los jefes de gobierno de los estados insulares, ha reactivado la presencia diplomática, y ha prometido más ayudas a la región. 

143. Meg Keen del Think-Tank australiano Lowy Institute, destaca que la competición geopolítica puede beneficiar a los países isleños. Recientemente los estados de Palau y la Federación de Estados de Micronesia han renegociado acuerdos más ventajosos con Estados Unidos, que se ocupa de su seguridad desde hace décadas. Islas Marshall negocia con EE.UU. un acuerdo con ayuda adicional para hacer frente al deterioro medioambiental de los ensayos nucleares de mediados del s. XX.

@lamiradaaoriente


[1] En el Asia Meridional se incluye Afganistán y Pakistán.

[2] Javier Jordán es Catedrático del Departamento de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad de Granada. Es director de la publicación digital sobre estudios estratégicos Global Strategy y del podcast Estrategia.

[3] Según un ranking de liderazgo tecnológico lanzado recientemente por el think tank australiano ASPI, China lidera 37 de 44 tecnologías críticas.

[4] Un obstáculo mayor es el estallido de la burbuja del ladrillo (las ventas de vivienda se han desplomado a la mitad de las cifras de 2019), un sector muy dinámico en la década anterior que construyó 140 millones de viviendas. Se añade la desconfianza de consumidores e inversores en un contexto de mayor interferencia del Estado en la economía, así como el fin del dividendo demográfico, debido a la contracción de la población en edad de trabajar y las dificultades para encontrar mano de obra; y el “estrangulamiento” tecnológico al que EE.UU. está sometiendo a China en la competición geopolítica intensa que mantienen las dos grandes potencias.

[5] El Banco Mundial acaba de rebajar las previsiones de crecimiento de China para el 2024 del 4.8 al 4.4%, repercutiendo a la baja en las perspectivas de crecimiento del sudeste asiático del 4,8 al 4,5%. Los efectos desbordan Asia y alcanzan a países muy vinculados a China, como Alemania, la economía europea más expuesta a la ralentización de la economía china.

[6] La adopción deliberada y explícita de esta estrategia sugiere que Washington ha asumido que ha terminado la fase de la hegemonía imperfecta de los años 1990 y principios de siglo, y necesita competir para impedir la degradación de su poder relativo.

[7] Los nubarrones que acechan a la economía china a corto y medio plazo han resquebrajado el consenso anterior en torno al “sorpasso” chino de la economía americana (en términos de PIB nominal) en los próximos diez años.

[8] Salvo que indiquemos lo contrario utilizaremos el indicador PIB a paridad de poder adquisitivo porque, según el Fondo Monetario Internacional, proporciona una medida más ajustada a la hora de comparar las fortalezas y la salud de las economías.

[9] La Unión Europea ha definido las prácticas de coerción económica como sigue: “coerción económica» se refiere a una situación en la que un tercer país trata de presionar a la Unión o a un Estado miembro para que tomen una decisión particular, aplicando o amenazando con aplicar medidas que afecten al comercio o la inversión”.

[10] De estos episodios de coerción económica hablamos en el post de esta serie dedicado a la economía y geopolítica de China de Xi Jinping.

[11] SIPRI utiliza la categoría Asia y Oceanía, pero se puede utilizar como referencia porque la única diferencia con el concepto de región Indo-Pacífico que venimos utilizando en este artículo –países de Asia Meridional, Oriental y Pacífico- es que incluye Asia Central cuyo gasto militar es insignificante.

[12] Ya tratamos en un post anterior los imperativos del rearme chino que lógicamente van más allá de la amenaza que puedan plantear los vecinos de China. Su leitmotiv principal ha sido la amenaza norteamericana al régimen comunista y, por otra parte, la protección de sus nuevos intereses económicos en el exterior. La defensa de sus fronteras y de la unidad territorial en un entorno post-Guerra Fría cada vez más amenazante, en el que Estados Unidos se fue percibiendo como la amenaza principal para la continuidad del régimen comunista, debido al abismo tecnológico militar del ELP con el estadounidense, así como a las posturas mesiánicas de Washington para extender la democracia por el globo. En los últimos años, la estrategia de contención y estrangulamiento tecnológico desplegada por las administraciones estadounidenses, han convencido a los dirigentes chinos de que los Estados Unidos representa un “peligro estratégico” para la existencia de la República Popular de China. 

Por otro lado, la expansión económica había fraguado una serie de intereses en el exterior (acceso a mercados extranjeros, importación de recursos naturales, seguridad de las líneas de suministro y comercio) que China solamente puede defender a través de una marina de guerra capaz de actuar en aguas profundas. En este sentido, el control del Mar de China Meridional, sobre el que Pekín mantiene una serie de demandas territoriales, sería clave para proteger las líneas comerciales y explotar sus recursos naturales.

[13] Discurso de Xi Jinping de 15 de noviembre de 2012 después de ser elegido jefe del PCCh en el XVIII Congreso del partido. Traducción de la BBC. El párrafo en cuestión es:

“Our responsibility is to unite and lead people of the entire party and of all ethnic groups around the country while accepting the baton of history and continuing to work for realising the great revival of the Chinese nation in order to let the Chinese nation stand more firmly and powerfully among all nations around the world and make a greater contribution to mankind.”

[14] Jiang Zemin (1889 – 2002) y Hu Jintao (2002 – 2013) apostaron por una política de «ascenso pacífico» de China y mantuvieron un perfil relativamente bajo en la escena geopolítica mundial. Probablemente tenían muy presentes la estrategia de los 28 caracteres recogida en estas palabras del líder Deng Xiaoping: “Observa con calma; asegura nuestra posición; afronta las tareas con calma; esconde nuestras capacidades y espera nuestro momento; sé bueno manteniendo un perfil bajo; y nunca reclames el liderazgo”.

[15] En la historia, las potencias en ascenso han movido todos los hilos para ser las únicas con ese status en su región, pues eso garantiza su seguridad. La victoria romana en las guerras púnicas sobre Cartago aseguró a Roma el control del Mediterráneo Oriental a partir de finales del s. III a.C

[16] El mantenimiento de la integridad territorial, quizás sea junto con la garantía de la supremacía del Partido Comunista en el poder, el principal imperativo de la política de seguridad de Pekín, en particular, la necesidad de reducir las tensiones separatistas en la región de Sinkiang y Tíbet. El efecto contagio que pudiera tener una independencia de iure de la Isla de Taiwán también explica la voluntad férrea de Pekín de reintegrar la isla, si es necesario por la fuerza, un planteamiento que, al ser Taiwán el punto más caliente en la relación con estados Unidos, afecta a la estabilidad y seguridad regional.

[17] La violencia interreligiosa en Gujarat dejó en 2002 entre 1000 y 2000 muertos, musulmanes, y el gobernador Narendra Modi tuvo un papel principal en la agitación del nacionalismo hindú, unos servicios que le sirvieron para dar el paso a la política nacional como campeón de los hindúes.

[18] Entre 1991 y 2002 China resolvió por la vía de la negociación disputas territoriales con Rusia, los países de Asia Central, Laos y Vietnam.

[19] Las disputas marítimas rememoran la disputa “político-intelectual” entre los partidarios del Mare Clausum y el Mare Liberum de Hugo Grocio, una disputa iniciada en las Provincias Unidas de Holanda que se amparaban en la libertad de navegación y comercio para cuestionar la “propiedad de los mares” y el monopolio mercantil obtenido por los portugueses y españoles en las Indias orientales –en la actualidad, Asia Meridional y Oriental – entre finales del siglo XV y principios  del  XVI  gracias  al  apoyo  de  la  curia  papal.

[20] La relevancia estratégica de este territorio para China se evidencia en que el primer ministro chino Zhou Enlai sugirió a Nehru en una visita a Nueva Delhi en 1960, que, si la India reconocía la soberanía china sobre Aksai Chin, Pekín estaría dispuesto a reconocer la soberanía india sobre Arunachal Pradesh. El gobierno indio rechazó la oferta. “La disputa fronteriza entre India y China: origen y evolución de la controversia”.José Elías Esteve-Moltó

[21] Para una explicación del origen de la disputa histórica entre India y China se puede consultar “La disputa fronteriza entre India y China: origen y evolución de la controversia”.José Elías Esteve-Moltó, Universidad de Valencia.

[22] Los Estados Unidos y sus aliados en el seno del QUAD han liderado esta iniciativa -Indo-Pacific Partnership for Maritime Domain Awareness, surgida en mayo de 2022, para proporcionar información de satélite a los países ribereños sobre ubicación de barcos que desactivas AIS. 

[23] Los embajadores de países occidentales en Pekín se quejan de las maniobras arriesgadas de aviones militares chinos que vuelan muy cerca de jets de otros países en espacio aéreo internacional. La respuesta del gobierno chino es pedir a Occidente que se aleje de sus aguas y de su espacio aéreo, aunque el ministro de Defensa chino aceptó, en el marco de la Conferencia de Seguridad de Singapur de junio de 2022, iniciar contactos con EE.UU. para alcanzar un acuerdo similar al Acuerdo de Incidentes en el Mar de 1972 (INCSEA), que recogía un protocolo regulando, en tiempos de paz, las interacciones de forma segura entre las FF.AA. estadounidense y soviética en el mar y en el aire.

[24] Las cifras se refieren a la categoría Asia y Oceanía de SIPRI, en la que se encuentran los países de Asia Central, a diferencia de la región Indo-Pacífico en la que solo estamos considerando los países de Asia Meridional, Asia Oriental y Pacífico. SIPRI ubica Rusia en su categoría de Europa. Siendo el gasto militar de Asia Central muy poco significativo, pensamos que la referencia es válida. 

[25] Sobre este debate se puede ver el artículo de Lluc López i Vidal de la UAB “Los debates en torno a “la normalización” de la política exterior: ¿pluralidad discursiva o regreso al pasado?”

[26] En el último tercio del siglo XX, al encontrarse en la periferia de la competición geopolítica entre Estados Unidos y la Unión Soviética, Japón pudo volcarse en su desarrollo económico y se convirtió en 1990 en la 3ª economía mundial y en la 1ª economía de la región Indo-Pacífico –ver gráficos 3, 5, y 1-. Desde entonces, el poder relativo de Japón en la región y en el mundo ha disminuido. El estallido de la burbuja financiera e inmobiliaria en 1991 dio paso a décadas de recesión y crecimiento económico muy bajo, coincidiendo con la expansión de la economía china, de forma que su cuota de poder se redujo al 5,13% del PIB mundial y al 14% del PIB de la región Indo-Pacífico en la actualidad.

[27] La “doctrina Abe” también se explicitó en la creación de un Ministerio de la Defensa, en el levantamiento de la prohibición a la exportación de armamento, y en la interiorización de la necesidad de invertir en capacidades militares para disuadir o responder a una eventual agresión.

[28] Las autoridades japonesas se plantean qué postura adoptar en un conflicto entre China y Estados Unidos en torno a Taiwán. Lógicamente aceptarían que Estados Unidos utilizase sus bases militares en Japón –se requiere su permiso, aunque ello convertiría al país en un objetivo militar de China. La negativa a dar permiso a Estados Unidos sería como denunciar la alianza con Estados Unidos. A partir de ahí, el gobierno japonés debería calibrar el alcance de su intervención, logística –avituallamiento, servicios médicos, carburante-, defensa de las bases, despliegue de medios ofensivos. En septiembre el PM Kishida Fumio hizo un cambio en su gobierno en el que incorporó un nuevo ministro de defensa pro Taiwán.

[29] Aunque el robustecimiento de la alianza con países anglosajones tiene un apoyo mayoritario entre la clase política y la sociedad australiana, también hay voces críticas. En relación con el anuncio de AUKUS, el exprimer ministro australiano Paul Keating (1991-1996) denunció que Australia había entregado el control de sus Fuerzas Armadas a Estados Unidos.

[30] Allan Gyngell, ex jefe de los servicios de Inteligencia de Australia y buen conocedor del ministerio de Asuntos Exteriores australiano en el que ha sido alto cargo subraya en su libro “Fear of Abandonment” de 2017 la centralidad de la búsqueda de protección en la política exterior australiana de los últimos 75 años.

[31] Durante años Australia fue reticente a participar en foros, como el QUAD, que pudieran antagonizar a China, su principal socio comercial y origen de una buena parte de los inmigrantes, estudiantes y turistas que llegan al país.

Hace siete años hubo sospechas fundadas de interferencias del Partido Comunista Chino en la política interna australiana, a través de donaciones o puertas giratorias en multinacionales chinas para políticos australianos, siguiendo el patrón ruso en la política norteamericana desde 2016. El parlamento australiano aprobó una ley para evitar las interferencias externas en la política interna.

En 2017 sonaron todas las alarmas cuando China tanteó a la isla de Vanautu para establecer una base naval en su territorio, una línea roja para Australia que hasta entonces había considerado el Pacífico Oriental como su patio trasero sin percatarse de que los tentáculos de Beijing alcanzaban ya muchas de las islas a través de inversiones millonarias en infraestructuras en las islas del Pacífico Oriental –en 2016 los préstamos y donaciones chinas en esa región alcanzaron su cota más alta-. Australia ya consideraba a China una amenaza cuando impidió que Huawei concurrir a la licitación de la infraestructura 5G.

La reclamación por parte del gobierno australiano de una investigación internacional sobre el origen del COVID-19 desató una tormenta en las relaciones entre los dos países y, al igual que ya había hecho con Corea del Sur tres años antes, China orquestó un boicot a la importación de productos australianos y a Australia como destino turístico.

[32] En un artículo de la prestigiosa universidad de Harvard, el politólogo norteamericano Graham Allison se hace eco de los resultados de todos los juegos de guerra del Pentágono que recrean un conflicto entre Estados Unidos y China: China se impondría a Estados Unidos en una guerra limitada a Taiwán.            

[33] Moon Jae-in trató de congraciarse con China después de la crisis de 2017 en la que China bloqueó exportaciones críticas para la industria surcoreana a raíz del despliegue del sistema de defensa anti-misiles de EE. UU (THAAD). Con ese fin Moon Jae-in proclamó los “Tres Noes”: no desplegar más baterías antimisiles estadounidenses, no participar en las redes de defensa lideradas por Estados Unidos y no formar una alianza militar trilateral con Washington y Tokio.

[34] Había dos cuestiones pendientes de resolver: las confiscaciones, por orden de un juez surcoreano, de activos de dos empresas japonesas que durante la II Guerra Mundial se beneficiaron de trabajos forzados de coreanos, y por otro, la compensación a las “mujeres de confort”, esclavas sexuales de Corea (y de otros países) que fueron vejadas y sufrieron toda clase de humillaciones a manos del ejército imperial japonés.

[35] China domina el 90% de la oferta de tierras raras y domina la obtención de compuestos de litio.

[36] En Asia, China es el mayor socio comercial de 21 países y el mayor inversor en otros 9 –ver tabla 2-, gracias a la iniciativa One Belt, One Road. La resistencia de la India a participar en acuerdos de libre comercio contribuye a su aislamiento económico de la región. 

[37] Precisamente Pakistán es el país en el que la iniciativa china ONE BELT ONE ROAD ha financiado más proyectos entre 2013 y 2021 (52), seguido de Nepal (19), Sri Lanka (7), Bangladesh (6).

[38] The Asia Power Index 2023 coloca a la India en cuarto lugar en su ranking, por detrás de Japón y con una puntuación que se queda en la mitad de la puntuación que asigna a China –ver tabla 1.

[39] Al final de la década, China podría tener al menos tantos misiles balísticos intercontinentales (ICBM) como Estados Unidos o Rusia. Pesa mucho en los planes chinos su rivalidad con Estados Unidos (principalmente a efectos de un escenario de guerra en Taiwán). Se ha apuntado que las ambiciones chinas pueden tener un efecto desestabilizador en cascada, si India se lanzara a alcanzar a China, y Pakistán hiciese lo propio con India.

[40] Los acuerdos se firmaron durante la visita de Narendra Modi a Estados Unidos a finales de junio. Se destaca que General Electric, en colaboración con la empresa india Hindustan Aeronautics Limited, producirá conjuntamente en India el motor a reacción F414. India también adquirirá vehículos aéreos no tripulados o drones MQ-9B.

[41] Durante años las autoridades indias se resistieron a acercarse a Estados Unidos debido al respaldo histórico dispensado por Washington a Pakistán, y a sus reticencias a la secesión de Bangladesh. Todas las administraciones desde Bill Clinton han buscado la amistad de la India, ante la perspectiva entonces del ascenso de China. El punto de inflexión se remonta a 2005-6 cuando Estados Unidos firmó un acuerdo de cooperación nuclear con la India, que permitió a Nueva Delhi romper su aislamiento y acceder a tecnología nuclear a cambio de inspecciones de sus reactores civiles por parte del Organismos Internacional de la Energía Atómica.

India también ganó peso en la agenda exterior de Washington a medida que Pakistán ha ido perdiendo peso en la agenda exterior de Estados Unidos con la retirada de tropas norteamericanas de Iraq y Afganistán.

Por su parte, Joe Biden anticipaba hace 20 años en su calidad de presidente de la comisión de exteriores del Congreso que Estados Unidos e India se convertirían en naciones hermanas, y ha insistido durante su presidencia en atraer a India al bando occidental.

[42] A pesar de ganar las elecciones de mayo pasado, el partido liberal y progresista “Move Forward” no ha conseguido formar gobierno debido a la oposición de un establishment conservador, vinculado a los gobiernos autoritarios surgidos del golpe de Estado de 2014, y formado por militares, monárquicos y jueces conservadores. El partido Phue Thai, que quedó segundo en las recientes elecciones, comandado en la sombra por el ex primer ministro Thaksin Shinawatra, formó gobierno con el apoyo del Senado conservador.

[43] China es el mayor inversor en Brunei, Camboya, Indonesia, Malasia, e Islas Filipinas; Japón es el mayor inversor en Myanmar y Tailandia, Corea del Sur en Vietnam, EE.UU en Singapur, y Tailandia en Laos, según el Lowy Institute Power Index 2023.

[44] Algunos denominan esta apertura como regionalismo abierto: estos foros multilaterales de la ASEAN ofrecen oportunidades a las grandes potencias para hablar cara a cara, una cuestión que no es baladí teniendo en cuenta que el diálogo entre China y Estados Unidos está roto. Otro ejemplo es la estrategia de la ASEAN para la región Indo-Pacífico que es de naturaleza inclusiva de China, a diferencia de las estrategias de las potencias medianas que se plantean frente a China.

[45] En 2022, el ministro de Asuntos Exteriores de China visitó ocho estados isleños; su homóloga australiana, en el cargo menos de un año, ha visitado ya los 18 estados insulares que forman parte del Foro de Islas del Pacífico, la organización regional más importante del Pacífico Occidental. Estados Unidos, por su parte, los ha reunido en Washington dos veces y se ha lanzado a la reapertura de embajadas en Tonga, Islas Salomón, etc.

Por La mirada a Oriente

Me interesa entender qué ocurre fuera de nuestras fronteras, analizar por qué ocurre y proyectar escenarios sobre qué puede pasar. Mi formación es multidisciplinar. Tengo un Grado en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales por la Universidad de Londres - London School of Economics and Political Science. También soy licenciado en Derecho y Master en Estudios Europeos por el Colegio de Europa. Desde 2008 pertenezco al Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado y trabajo para la Administración General del Estado. Anteriormente trabajé más de ocho años en la OSCE, la Asamblea de la OTAN y varias misiones de Naciones Unidas, principalmente en los Balcanes y alguna en África.