El Grupo de Estudios en Seguridad Internacional de la Universidad de Granada publicó ayer mi análisis «»Bombas Nucleares, Acuerdo o Statu Quo: las Alternativas del Ayatolá Ali Jamenei«.
En este artículo intento bucear en la política doméstica de la República Islámica de Irán, una tarea harto complicada por su opacidad, con el fin de identificar las condiciones y factores que explican la postura de Teherán en la negociación nuclear con el Grupo de 5+1. Ayer se reanudaron las conversaciones en Lausana (Suiza). Las partes tienen hasta fin de mes para alcanzar un acuerdo político.
La negociación nuclear se encuentra condicionada por algo más que los duros del régimen y la facción ultraconservadora, muy ruidosos en los medios de comunicación afines pero sin mayoría en el Parlamento o en la opinión pública.
Efectivamente, los términos del acuerdo y sus derivadas económicas y políticas constituyen la cuestión clave en un país orgulloso, nacionalista e intransigente con cualquier atisbo de injerencia externa.
La opinión pública iraní apoyará un compromiso histórico del régimen pero no al precio de destruir la mayoría de sus centrifugadoras o renunciar a los avances tecnológicos del programa nuclear.
En la dirección de la negociación con el Grupo de 5+1, el presidente Rouhani se encuentra sujeto a esas líneas rojas y a la opinión pública, importante en un año preelectoral como 2015. También al hecho que la decisión final recaerá en el Líder Supremo.
No obstante, esas mismas condiciones limitan el margen de maniobra de las facciones político religiosas que se movilizan para el ingente reparto de poder institucional que se avecina con las elecciones del 26 de febrero de 2016 al Parlamento y a la Asamblea de Expertos, esta última encargada de elegir al Líder Supremo de la Revolución. La delicada salud del Ayatolá Ali Jamenei convierte las elecciones a los 86 clérigos de la Asamblea de Expertos en unos comicios clave para las facciones político-religiosas.
Además, el equipo negociador del presidente Rouhani y la oposición política actúa condicionada por el impacto político diferenciado de un eventual acuerdo nuclear: los reformistas y moderados serían los ganadores y los ultraconservadores los perdedores.
En la autocracia competitiva iraní el Ayatolá Ali Jamenei tendrá la última palabra en un asunto lleno de aristas sin perjuicio que tenga en cuenta las opiniones de los patriarcas, de las élites y de sus grupos de apoyo -la Guardia Revolucionaria y los conservadores. A medio y largo plazo Ali Jamenei tiene tres opciones: el desarrollo de la bomba nuclear, el acuerdo con el Grupo de 5+1 o no hacer nada. La alternativa menos mala para sus intereses sería justamente la última.
Se puede acceder al análisis completo en el link:
«Bombas Nucleares, Acuerdo o Statu Quo: las Alternativas del Ayatolá Ali Jamenei»
@joseluismase
Magnífico anàlisis
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