¿Por qué Irán no participará en la Coalición para combatir el Estado Islámico?

La Conferencia Internacional sobre la Paz y Seguridad en Irak celebrada este lunes en París no contó con la presencia de representantes de la República Islámica de Irán, a pesar de la insistencia del Secretario de Estado norteamericano, John Kerry, que telefoneó a su homólogo iraní, Javad Zarif, para solicitar la cooperación de Teherán en la lucha contra el Estado Islámico.

En la Conferencia 30 países, entre los que se encuentra España, han creado una coalición para combatir al Estado Islámico, una organización terrorista de ideología salafista y yihadista que rompió con Al-Qaeda hace un año y proclamó el 27 de junio pasado un Califato para gobernar amplias franjas de territorio conquistado en el noreste de Siria y en el norte y oeste de Irak.

El Estado Islámico cada vez es más fuerte. De hecho, la creación de la coalición para combatirlo parece estar abriendo en canal a Al-Qaeda. Sus dos filiales más importantes, AQMI (Al Qaeda del Magreb Islámico) y AQPA (Al Qaeda de la Península Arábiga) han realizado estos días un llamamiento a cerrar filas en torno al Estado Islámico y a luchar juntos contra los Estados Unidos y la Coalición.

El Estado Islámico, con sus pick-ups artilladas a las puertas de Bagdad, ha puesto en la cuerda floja al gobierno de mayoría chiita de Irak. En su auxilio acudieron este verano los Estados Unidos e Irán, sus mayores valedores, suscitando una insólita confluencia de intereses entre dos enemigos que rompieron relaciones diplomáticas en 1979 y que sólo recientemente han reanudado los contactos con motivo de las negociaciones del programa nuclear de Irán.

Sin embargo, es poco probable que Irán se implique oficialmente en una Coalición para combatir el Estado Islámico, por varias razones. En primer lugar, los dirigentes iraníes acusan a muchos de los integrantes de esa Coalición, entre ellos Arabia Saudita y Catar, de haber financiado a milicias islamistas en Irak y en la guerra civil siria. En este sentido, el Presidente iraní Hassan Rohani criticaba ayer esta “burla” y la falta de seriedad de la Coalición según el diario conservador iraní Kayhan.

En segundo lugar, Irán encuentra difícil compartir bando con Arabia Saudita, su competidor directo por la supremacía en Oriente Medio. Arabia Saudita e Irán, líderes político-religiosos de las ramas sunita y chiita del Islam, patrocinan guerras por delegación –proxy wars-, en particular, en la guerra civil siria en la que han apoyado a los rebeldes y al régimen de Bachar el Asad respectivamente.

En tercer lugar, el régimen iraní necesita proteger los intereses de su principal aliado en la región, el gobierno sirio de Bachar el Asad y recela de las intenciones de Estados Unidos en Siria. En su esperado discurso sobre la estrategia contra el Estado Islámico, el Presidente Obama proclamó el 10 de septiembre su intención de reforzar a los rebeldes moderados de la oposición siria para combatir al Estado Islámico y a Bachar el Asad. Por ahí no pasará el gobierno iraní que se ha volcado con armas, dinero y fuerzas especiales en el terreno en apoyo del debilitado ejército sirio.

Por último, la coincidencia de intereses en Irak no tiene por qué convertir en amigos a dos viejos enemigos, en tan breve espacio de tiempo. Una acción concertada tendría difícil venta en clave interna. De hecho la negociación del programa nuclear con Estados Unidos que inicio el Presidente centrista Hassan Rohani en noviembre de 2013 ha suscitado una resistencia feroz por parte del establishment conservador integrado por la Guardia Revolucionaria, el poder judicial, el Consejo de Guardianes, un grupo que recibe el aliento del todopoderoso Ayatola Ali Jamenei, el líder supremo de la Revolución.

La facción conservadora, que defiende a ultranza la opción de la bomba nuclear, aprovechará cualquier atisbo de cooperación con Estados Unidos y su Coalición para denunciar que el Gobierno de Rohani daña el interés nacional con su política exterior conciliadora. El Presidente Rohani sabe bien que tiene que ir con pies de plomo para afrontar, desde una posición de fuerza en el ámbito interno, la nueva ronda de negociaciones que Irán y las grandes potencias celebran estos días en Nueva York.

Por tanto, la Administración Rohani no pondrá en riesgo su principal apuesta en política exterior: el acuerdo nuclear con la comunidad internacional como una oportunidad para la recuperación de la economía iraní que redundará en una mejora de las condiciones de vida de los iraníes y en la superación de la desafección ciudadana hacia el régimen islámico.

El régimen iraní necesita más apertura, pero en pequeñas dosis para que sean digeribles por el poderoso establishment conservador.

@joseluismase

Por La mirada a Oriente

Me interesa entender qué ocurre fuera de nuestras fronteras, analizar por qué ocurre y proyectar escenarios sobre qué puede pasar. Mi formación es multidisciplinar. Tengo un Grado en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales por la Universidad de Londres - London School of Economics and Political Science. También soy licenciado en Derecho y Master en Estudios Europeos por el Colegio de Europa. Desde 2008 pertenezco al Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado y trabajo para la Administración General del Estado. Anteriormente trabajé más de ocho años en la OSCE, la Asamblea de la OTAN y varias misiones de Naciones Unidas, principalmente en los Balcanes y alguna en África.

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