Hace unos días escuché en streaming una mesa redonda organizada por el prestigioso think-tank sueco SIPRI, especializando en cuestiones de No Proliferación de Armas de Destrucción Masiva, con el sugerente título de «The art of keeping a deal: can Europe save the JCPOA?». Efectivamente, el Pacto Nuclear con Irán corre peligro y Europa debe utilizar todos los medios a su alcance para evitar su naufragio.
El presidente Trump se ha mostrado, desde su toma de posesión en enero de 2017, muy crítico con Irán y ha exigido la renegociación del Plan de Acción Integral Conjunto” (en adelante, el PAIC, el Pacto o Acuerdo Nuclear), acordado en julio de 2015 entre Irán y los Estados Unidos de América, la Federación de Rusia, China, Reino Unido, Francia, Alemania y la Alta Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad (en adelante, el Grupo E3/UE+3).
Según D. Sanger, columnista del New York Yimes, Trump detesta el Pacto Nuclear por varias razones: 1. Se trata de un acuerdo negociado por el presidente Obama, razón suficiente para deshacer la obra de su predecesor; 2. Su egocentrismo -solamente él puede alcanzar un acuerdo exitoso – quizás exceso de confianza cuando decide que se va a sentar a la mesa de negociaciones con Kim Jon-un; 3. El Pacto Nuclear no establece limitaciones permanentes al programa nuclear iraní, y no resuelve el papel de Irán en la región y el programa de misiles balísticos de Teherán -estas dos cuestiones últimas nunca estuvieron sobre la mesa, siendo excluidas de forma intencionada por la administración Obama con el fin de solucionar, al menos, en una primera parte, uno de los contenciosos con Irán; 4. El PAIC incomoda a los aliados árabes del presidente Trump porque es una oportunidad para la mejora de las relaciones con EE.UU y Occidente a sus expensas (y por los recursos adicionales que proporciona a Irán) y EE.UU pretende contrarrestar esa expectativa y el incremento de influencia iraní en Oriente Medio.
En octubre pasado, el presidente Trump anunció una nueva estrategia para Irán en la que anunciaba que, si para el 12 de mayo no se atendían sus demandas, él no prorrogaría más las exenciones a las sanciones impuestas por las cámaras y abriría la puerta a nuevas sanciones. Las alarmas han saltado recientemente cuando el presidente Trump ha cesado a su secretario de estado Rex Tillerson, defensor del Pacto Nuclear con Irán, y ha incorporado dos halcones al equipo presidencial, ambos muy críticos con el Pacto Nuclear de 2015, M. Pompeo para sustituir a Tillerson y John Bolton como consejero de seguridad nacional. En el equipo Trump, solo queda el general J. Mattis (Secretario de Defensa) defendiendo el Pacto Nuclear.
En cuanto a esta remodelación del gabinete del presidente Trump Jonathan Stevenson, senior fellow en el think-tank noruego IISS, señalaba hace unas semanas: «the recent shakeup could set the stage for an appreciably more disruptive Trump administration foreign policy. In particular, the administration will become more apt to conclusively disavow the Iran nuclear deal, unleash US forces against Iranian proxies in the Middle East and launch a military strike against North Korea. In turn, Mattis and chairman of the Joint Chiefs of Staff General Joseph Dunford, who alongside Tillerson and sometimes McMaster have reportedly blunted Trump’s recklessly aggressive impulses, would face greater pressure to acquiesce to them».
Algunos observadores concluyen que la probable retirada del PAIC conducirá a EE.UU a una escalada de tensión con Irán, siendo una prueba más de la nueva diplomacia coercitiva trumpiana apoyada en la amenaza del uso de la fuerza. A partir de mayo veremos si los hechos acompañan a la retórica, cuando el presidente Trump se siente a negociar con Kim Jong-un y toque decidir si impone nuevas sanciones a Irán.
En este contexto están teniendo lugar unas conversaciones trasatlánticas en las que norteamericanos y europeos intentan alcanzar un acuerdo. La postura oficial de la UE se recoge en el Consejo de la Unión Europea de 18 de marzo de 2018, presidido por la Alta Representante Federica Mogherini: la UE subraya la importancia del Pacto Nuclear para la seguridad regional e internacional y la necesidad de asegurar el compromiso de las partes en su salvaguardia. Para la Unión Europea, el papel de Irán en el incremento de tensiones regionales y su programa de misiles balísticos son cuestiones que trascienden y deben tratarse fuera del marco del Pacto Nuclear.
No obstante, ha trascendido que los europeos estarían dispuestos a aceptar nuevas limitaciones y sanciones que se impondrían a Irán en caso que éste desarrolle un misil balístico intercontinental -un arma que solo puede servir para transportar armas nucleares. Europeos y americanos discrepan en torno a las llamadas «sunset provisions» o levantamiento en 2025 y 2030 de las limitaciones impuestas a las actividades nucleares iraníes. En particular, Washington exige que se prohíba a Irán, con carácter permanente, la fabricación de combustible nuclear en tanto que los europeos temen que una medida de este tipo pondría el riesgo el quid pro quo del compromiso compromiso alcanzado entre Irán y Occidente.
Por su parte, España también ha defendido en repetidas ocasiones el Pacto Nuclear de 2015, al «que considera un éxito del sistema internacional de no proliferación y de la diplomacia preventiva» en su Informe anual 2016 de aplicación Estrategia de Acción Exterior.Continúa el informe indicando que «España considera, en efecto, que el Acuerdo Nuclear debe ir acompañado de una progresiva integración de Irán en la comunidad internacional que ayude a consolidar los frutos del Acuerdo, promoviendo de este modo una relación constructiva con Irán como potencia regional que desempeña un papel clave…»
Irán, desde el Líder Supremo, el Ayatolá Ali Jamenei, al presidente Hassan Rouhaní, ha rechazado cualquier modificación del Pacto Nuclear. Llueve sobre mojado porque la cúpula gobernante de la República Islámica viene quejándose desde hace tiempo que el país no recibe las inversiones multimillonarias que se esperaban del levantamiento de las sanciones en 2015. Los iraníes culpan de ello a EE.UU y a sus sanciones económicas contra Irán (por diversos motivos, como apoyo al terrorismo o su programa de misiles balísticos) , cuyos efectos extraterritoriales disuaden a los bancos internacionales y europeos de realizar operaciones con Irán.
Existen al menos diez razones de peso para llamar a EE.UU a la cordura, y a la Unión Europea a seguir firme en su defensa del Pacto Nuclear (ello no es óbice a seguir trabajando para encontrar una solución a otros asuntos que también inquietan a Occidente: el desarrollo del programa de misiles balísticos y las intervenciones de Irán en su patio trasero):
- La ruptura del Pacto Nuclear, un éxito de diplomacia preventiva para avanzar la no proliferación de armas nucleares, eliminaría cualquier referente diplomático en una región acostumbrada a la violencia como primer y único recurso de resolución de conflictos.
- El Pacto Nuclear de 2015 tiene carácter multilateral avalado por la Resolución 2231 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas: no es un acuerdo bilateral entre EE.UU e Irán. Si EE.UU impone sanciones a Irán, a expensas del Pacto Nuclear e ignorando la Resolución 2231, contravendría el derecho internacional. Sería un nuevo golpe al multilateralismo, pieza clave del orden liberal internacional, con la firma de uno de los países que más ha contribuido a su desarrollo durante décadas.
- El Organismo Internacional de la Energía Atómica, la agencia de la ONU encargada de supervisar el cumplimiento iraní del acuerdo, ha certificado hasta en ocho ocasiones, desde enero de 2016, que Irán cumple de forma regular con las estipulaciones del JCPOA. La Comisión de Seguimiento del Pacto Nuclear, que reúne a las potencias firmantes, concluyeron en su última reunión de marzo que el acuerdo se está cumpliendo. El mecanismo de supervisión es robusto y, a pesar de las quejas de la administración Trump en cuanto a la ausencia de inspección de las bases militares, los inspectores del OIEA nunca hasta ahora han manifestado la necesidad de entrar en esas bases militares.
- Pacta sunt servanda. Qué credibilidad tendrá la palabra de EE.UU (y eventualmente de Occidente) cuando negocie regímenes de no proliferación con otros países como Corea del Norte si es Occidente el que repudia los compromisos adquiridos hace menos de tres años. Los mismos europeos han exigido a Washington garantías en cuanto a un eventual acuerdo al que pudieran llegar para satisfacer las demandas estadounidenses.
- Y es que las discrepancias en torno a Irán constituyen un test de resiliencia adicional para la relación trasatlántica, tensionada desde la llegada del presidente Trump a la Casa Blanca por sus desaires a los europeos. Ningún país europeo se ha mostrado entusiasta con el empeño de EE.UU en renegociar el Pacto Nuclear -los tres firmantes del Acuerdo Nuclear (Francia, Reino Unido y Alemania) se han mantenido unidos en la defensa del carácter estratégico del Pacto para la seguridad regional e internacional. Están en las conversaciones trasatlánticas porque EE.UU es un pilar de la seguridad euro-atlántica aparte de su principal socio comercial y porque piensan que es la única vía para salvar el Pacto Nuclear.
- La ruptura del Pacto Nuclear y las tensiones en el seno de la Alianza Atlántica benefician a una Rusia revisionista, ansiosa de recuperar su pedigrí de potencia global y crecida después de sus avances militares en Europa Oriental y en Oriente Medio. La ruptura del Pacto Nuclear entregaría a Irán definitivamente a la órbita de influencia de Rusia y China, a pesar de las inclinaciones pro-occidentales de su población y de la facción reformista y parte de la moderada.
- La ruptura del Pacto Nuclear debilitará a la facción dentro de Irán a la que se asocia su consecución -la facción moderada que defiende la diplomacia constructiva y la reintegración de Irán en la comunidad internacional -e impulsará la causa de los duros del régimen que nunca han confiado en la palabra de EE.UU y defienden las intervenciones en los países árabes como un pilar de su estrategia de defensa adelantada para aumentar el coste de cualquier acción militar de EE.UU contra Irán. Decantará de nuevo la balanza a favor de ellos: recordemos que el Líder Supremo, el Ayatolá Ali Jamenei, respondió en 2015 a la propuesta del presidente Rouhani de extender la cooperación con EE.UU más allá del ámbito nuclear indicando que éste debía servir para ratificar la seriedad de Washington en la apertura hacia Irán.
- Los palos en la rueda que pone EE.UU a las inversiones en Irán y las sanciones económicas adicionales que anuncia para mayo eliminarían cualquier expectativa de desarrollo económico y liberalización política del régimen islámico. La hostilidad de Washington en el último año ha resucitado el nacionalismo iraní entre una población que se siente mayoritariamente pro-americana y pro-occidental.
- Estamos ante una «crisis by choice, not necessity» . La inseguridad, inestabilidad y el caos se han extendido por Oriente Medio en los últimos años con al menos tres guerras civiles en curso, y la ruptura del Pacto Nuclear de 2015 afectaría negativamente a la región añadiendo un nuevo foco de tensión, con Irán incidiendo más aún en sus intervenciones en el mundo árabe y cerca de Israel para incrementar el coste de cualquier ataque norteamericano contra Irán.
- La alternativa al Pacto Nuclear es una guerra porque es altamente improbable que Irán ceda ante el ultimátum norteamericano El jefe de la Agencia Iraní de Energía Atómica ha declarado hoy que Irán podría reiniciar el enriquecimiento de uranio al 20% en Fordow en cuatro días. Y la administración Trump podría seguir el plan propuesto por su nuevo consejero de seguridad nacional John Bolton en un artículo de opinión en el New York Times en 2015 con el título que no deja lugar a dudas «To stop Iran´s Bomb, bomb Iran»: ataques militares a las plantas y centrales nucleares iraníes, apoyo a la oposición y cambio de régimen. Sin duda, una receta para el desastre.